Carta abierta a Pedro Sánchez

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

29 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Su cerril empecinamiento, señor Sánchez, en llegar a presidente, pese a la evidencia de que para ello necesita cerrar un pacto suicida con socios de poquísimo fiar que persiguen como objetivo prioritario acabar con su partido y a los que no les importaría nada hundir a España, pues la crisis ha sido su caldo de cultivo, ha acabado por provocar que nuestro país viva sometido a una situación de interinidad que, más probablemente antes que después, podría enterrar la recuperación económica que los esperanzadores datos de empleo conocidos ayer convierten en una evidencia incontestable.

Se preguntará, y yo lo entiendo, señor Sánchez, por qué lo considero responsable principal de una situación que ya no puede mantenerse, salvo que esté usted dispuesto a forzar las cosas hasta el límite, incluso en el caso de que eso pudiera suponer retrasar unas nuevas elecciones más allá de este verano. La repuesta es muy sencilla: porque si su negativa a permitir un Gobierno de gran coalición entre el PP, Ciudadanos y el PSOE (con su participación o su abstención) es definitiva, lo que imposibilitaría la investidura de Rajoy, debe usted acudir al Congreso de los Diputados de inmediato para intentar su propia investidura con el camarote de los Hermanos Marx -los partidos y grupúsculos en los que ha puesto usted sus esperanzas-, o reconocer ya, con claridad, que, por el motivo que sea, tal componenda (llamarle coalición sería exagerado) es imposible, lo que nos aboca inevitablemente a repetir las elecciones.

Dicho en dos palabras: o cambia usted de posición respecto del PP, o acude ya a la investidura con esa disparatada mayoría que, aunque lo elija presidente, lo sacrificará y sacrificará al PSOE -al que ninguno de sus presuntos socios puede ver-, o, en fin, reconoce que su negativa a lo primero y su imposibilidad de hacer realidad lo segundo no nos deja otra salida que votar. Decidir entre esas tres opciones resulta para usted, por pura responsabilidad, una obligación urgente e inexcusable.

Ello quiere decir que no puede usted seguir agazapado tras ese discurso, constitucionalmente disparatado y políticamente oportunista, de que Rajoy debe ser el primero en acudir al Congreso o renunciar definitivamente a ser candidato, pretensiones ambas completamente insostenibles a poco que uno sepa cómo funciona el mecanismo de la investidura en el régimen político español.

La responsabilidad de desbloquear la situación insólita que, para grave daño del país, hoy atravesamos, no está en Rajoy, que no tiene por qué allanarle a usted su delirante pretensión de ser presidente con 90 diputados, ni está tampoco en Pablo Iglesias, de quien nadie puede esperar un comportamiento distinto al que ha tenido hasta la fecha: el de un tunante y un tramposo.

No: la responsabilidad está en usted, que, por uno de esos incomprensibles azares del destino, tiene en sus manos el futuro de su partido y el de España.