«Nasío pa pactá»

OPINIÓN

25 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

E n medio del desconcierto más absoluto, la prensa de Madrid, la pomposamente autoproclamada «prensa nacional», empezó a regar el territorio español de ocurrencias inenarrables, entre las que ya figuran la posibilidad de prescindir a la vez de Sánchez y Rajoy, el borrado de todas las líneas rojas a demanda de Podemos y Ciudadanos, y el pensar que el rey -para cumplirle el caprichito a Sánchez- debe proponerle a Rajoy lo mismo que ya declinó. Y, dado que el PSOE acompaña estos desvaríos con la imagen de un puro esperpento, creo que debemos tomarnos un día de asueto para explicar, mediante metáforas, el plan que está desarrollando el más firme candidato a presidir el desgobierno.

La imagen más exacta de Pedro Sánchez sigue siendo, como dije días atrás, la de El maquinista de la General, cuando el genial Buster Keaton va quemando su tren, y las traviesas rebasadas, para calentar la caldera. Porque no hay billete más caro que el que da derecho a un viaje sin retorno.

También recuerdo mucho estos días la escena de El navegante, en la que el mismo Buster Keaton, tras quedarse parado en medio del océano en su enorme vapor, arría un bote, establece un remolque, y empieza a remar. Lo más didáctico de la escena es cuando Keaton vuelve la vista atrás en sucesivos intervalos para comprobar si el carguero lo sigue. Y al ver que todo está en orden, sigue remando, y sigue, y sigue, como el muñeco de Duracell. Porque, al no tener referentes fuera de sí y del bote, igual que le sucede a Sánchez, no podía percatarse de que estaba parado, ni de que era el bote el que estaba amarrado al carguero y no al revés.

La tercera historia la tomo de Lucky Luke, en aquel episodio en que, mientras conduce hacia el Oeste una caravana de pioneros, es advertido por un teniente del 7.º de Caballería de que los indios han desenterrado el hacha de guerra y no es posible facilitarles escolta en la reserva. El momento cumbre se produce en la orilla del río, cuando los pioneros optan por seguir y meten sus carros en el agua. Porque en ese momento el disciplinado teniente desenvaina y encara su sable y da las órdenes reglamentarias: «¡Pelotón, presenten armas a los héroes! ¡Corneta, toque de funerala!». Lo malo es que Sánchez no tiene a Lucky Luke, que era la línea roja que separaba el heroísmo de la temeridad.

Pero la metáfora más ideal, por carpetovetónica, puede verse en la película Historias de la puta mili, cuando el aguerrido sargento Arensiva organiza su patriótico pelotón de reemplazo bajo la divisa Nasío pa matá. Porque, cada vez que veo a Sánchez, Luena y Hernández perdidos en su laberinto, proponiendo soluciones caóticas desde el centro de la minoría absoluta, no puedo reprimir la sensación de que han Nasío pa pactá. Porque así son los tiempos que vienen y los héroes de la nueva España.