La infinita irresponsabilidad de Pedro Sánchez

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

20 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Puede Pedro Sánchez llegar a la Moncloa? Es posible. ¿Podría gobernar España una vez elegido presidente? Imposible. Ese inmenso salto -el que media entre ser presidente y gobernar- convierte toda la basta operación del líder socialista (incluida la infamia de haberle regalado grupo en el Senado a quienes dirigen la sublevación secesionista) en una irresponsabilidad descomunal, que, en caso de serle consentida por el PSOE, probaría la situación de coma profundo en que se encuentra el que fue, durante mucho tiempo, el primer partido del país.

¡Claro que Sánchez puede ser elegido presidente! Basta con que Podemos resuelva a favor del líder socialista la duda en que actualmente Iglesias y sus amigos se debaten: la de si, para alcanzar su auténtico propósito -reducir a cenizas al PSOE-, será mejor forzar una nuevas elecciones o investir a Sánchez, dejando luego que él, el PSOE e, inevitablemente, el país con ellos, se achicharren. Y basta con que los independentistas catalanes se abstengan, dando por supuesto que el oportunismo sin límites de Sánchez será la mejor oportunidad de Puigdemont para torcerle el brazo al Estado de derecho.

Pero la suma mecánica de los diputados necesarios para la investidura está muy lejos de asegurarle a Sánchez cualquier posibilidad de gobernar. Primero, porque Podemos no será un socio leal, sino el más desleal que cabe imaginar, pues su objetivo prioritario es rematar cuanto antes a su principal competidor. Segundo, porque Sánchez tendría que acometer inevitablemente otro programa de ajustes, que lo convertiría en el Tsipras español (el gran crítico de los recortes desde la oposición que los aplica después desde el poder) y haría de Podemos el mayor adversario del presidente que ha investido, quien se quedaría, en consecuencia, solo ¡con 90 diputados en un Congreso de 350! mientras Iglesias y los suyos engordan a costa de que España se desangre en la inestabilidad. Tercero, porque Podemos es un guirigay de fuerzas, cuya manifiesta incoherencia se ha producido antes ya de que el Congreso empiece a funcionar: véanse las abiertas peleas de En Marea. Y cuarto y ultimo, porque o Sánchez planta cara a los nacionalistas (la mamarrachada del choque de trenes solo sirve en la oposición) o, de no hacerlo, provocará que su partido estalle en mil pedazos.

¿Sabe Sánchez todo esto? ¡Cómo no! Sánchez es un verdadero irresponsable, al que le importa un pito su país, pues solo piensa en su futuro personal, pero ni es un tonto ni un ingenuo. Es solo un pobre hombre al que una conjunción de factores increíbles le ha facilitado la ocasión de ser expresidente (pues como presidente no tiene el más mínimo futuro) y que prefiere esa canonjía (coche, secretaria y sueldo de por vida) a volver al anonimato profesional más absoluto. Hay mucha gente como él. Lo que es muy difícil de entender es que el PSOE vaya consentirle a salirse con la suya al precio de llevar al abismo a España entera.