Un par de enamorados

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

18 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Chapo Guzmán y Pedro Sánchez han perdido la cabeza por amor. El mexicano bebe los vientos por la bella Kate del Castillo, y el madrileño se enamoró de la idea de ser el próximo inquilino de la Moncloa.

A Sánchez no le importa lo más mínimo renunciar a la línea programática de un partido que lo fue todo en España, dejando atrás unos postulados socialdemócratas que tantos días de gloria otorgaron al PSOE, y arrimarse a la extrema izquierda más radical. Poco importa con quién haya de dormir para conseguirlo, pues ya sabemos que la política hace extraños compañeros de cama.

En eso quizá sea más puro el deseo sentido por el sanguinario narcotraficante azteca. Se enamoró hasta las trancas, y ha prometido cuidar a su amada «más que a sus propios ojos» Por el contrario, el amor del socialista, encaminado a conseguir la poltrona presidencial, es más de conveniencia. Amor sin pasión y sin derecho a roce.

Una vez el enlace entre Pedro y Pablo se celebre, de celebrarse, empezarán las trifulcas entre ambos. Se lo dice un abogado matrimonialista. Habría pleito seguro, y cuando la sentencia se dictara, España bordearía el abismo. En ese litigio no sacarían tajada ni los letrados.

Pase lo que pase en nuestras fronteras, que el pretencioso Romeo mexicano se pudra en la cárcel. Visto lo visto, mejor en una estadounidense.