No se fíen, estamos en plena representación

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

13 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hagamos un pequeño alto en el camino para mirar el paisaje entre la niebla. Algo se arregla y por lo menos tendremos Parlamento. Nadie sabe por cuánto tiempo, nadie sabe con qué broncas, nadie sabe con qué sobresaltos a la vista de sus difíciles equilibrios. Pero hubo acuerdo y el socialista Patxi López asumirá la presidencia de la Cámara. A partir de hoy, y lamento que sea día 13, la nave tiene algún rumbo. A efectos de valoración, la entronización de López es una victoria de Pedro Sánchez; el primer gesto de Albert Rivera; la primera exclusión de Podemos; la primera vez que el PP se traga sus palabras, porque Rajoy había dicho que no se podía aspirar a presidir el Congreso con 90 diputados, y la primera lección de la legislatura: cuidado con las frases solemnes, tal como está el mapa político. La palabra imposible no existe y, como bien sabe Artur Mas, todo, incluso lo negado en las urnas, lo puede conseguir el bisturí en el quirófano de la negociación.

Obtener otras conclusiones, como que esto es un anticipo de algún pacto de gobierno, es muy arriesgado. No lo sabe ni el presidente, que el buen hombre no se cansa de predicar la necesidad nacional de un Gobierno sólido que transmita seguridades al público, a los inquietos mercados y al mundo que nos contempla con ansiedad. Sus palabras estuvieron cargadas de lógica, habla con mucha sensatez, pero no anuncia nada. Por jugar a la quiniela, yo no descartaría un fracaso de Rajoy en la investidura, un intento de Sánchez de alcanzar su célebre mayoría progresista y un intento de que gobierne el PP con otro presidente, al estilo catalán. Nos esperan meses con esas o parecidas maniobras, con tal de evitar las elecciones, que solo desean Iglesias y una parte del PP.

Les sugiero una cosa como guía para las próximas semanas: no se fíen de nada ni de nadie, que estamos en plena representación. Puede ser ficticio el cabreo de Podemos por no tener cuatro grupos parlamentarios, porque tiene que mantener tranquilos a sus socios de Galicia, Cataluña y Valencia. Puede ser exagerado el no del PSOE a Rajoy, porque hay voces que se conformarían con una retirada de la reforma laboral, la llamada ley mordaza y alguna otra compensación. Y puede que se esté negociando a todas las bandas posibles, y cuando se negocia se puede lograr lo más inverosímil.

¿Saben quién lo tiene peor? No es el PSOE, aunque lo parezca. Ni Rajoy, aunque tenga su cargo en juego. Es el conjunto del país. Si va a elecciones, porque alarga la incertidumbre. Si dejan gobernar al PP, porque a ver dónde está la estabilidad con 123 diputados. Y si sale la mayoría de izquierdas, porque Rajoy dice que será un desastre nacional. Precioso, ¿verdad?