Una mayoría de izquierda para un cambio

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

27 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Por primera vez en nuestra historia reciente el debate poselectoral es tan intenso como en la propia campaña. Como hay muchos intereses y mucho ruido sobre la formación de una mayoría parlamentaria que permita formar Gobierno, es bueno tener presentes los elementos claves del resultado del 20D. El primero es que el PP ha recibido un enorme castigo en las urnas: ha perdido 3,7 millones de votos porque han dejado de votarle 1 de cada 3 personas que lo hicieron en el 2011 y por eso ha perdido el 33 % de sus diputados.

Desde la debacle de UCD en el período fundacional de la democracia española ningún partido en el Gobierno había sufrido un descalabro electoral como este, un castigo de la ciudadanía por la corrupción, pero sobre todo por el empeoramiento generalizado de las condiciones de vida y de trabajo de la gente. Después de esta tremenda derrota, ¿va en serio que Rajoy y el PP puedan seguir gobernando como si no hubiera pasado nada? El mensaje más claro que sale de estas elecciones es la voluntad de la mayoría de cambiar de Gobierno y de presidente.

El segundo es que hay una mayoría de votantes a favor de los partidos situados en la izquierda, que sumados alcanzan los 11,6 millones de votos frente a los 10,7 millones de la derecha. Expresado en porcentaje, el 46,3 % frente al 42,6 %, casi cuatro puntos de diferencia. Más allá de la distorsión del sistema electoral y de la fragmentación en tres listas, la realidad es que de las urnas sale una mayoría de izquierda que se debería transformar en un Gobierno de progreso.

Los números dan y por lo tanto el único problema es la voluntad de los partidos para alcanzar un acuerdo, entre otras cosas porque los 26 diputados nacionalistas que restan están más próximos a un cambio de Gobierno que a la continuidad de Rajoy y el PP.

A pesar de esta evidencia, el PSOE -y su candidato de forma especial- está siendo sometido a una enorme presión del poder económico, que canaliza a través de las viejas figuras del partido, para que renuncie a liderar un acuerdo que le permita gobernar. Pero Pedro Sánchez sabe que apoyar un Gobierno del PP en cualquiera de sus formas o frustrar las posibilidades de un Gobierno de cambio provocando la repetición de las elecciones sería enterrar electoralmente a su partido.

Existe por lo tanto la posibilidad real de un Gobierno del PSOE apoyándose en la izquierda por primera vez desde que recuperamos la democracia, porque en las ocasiones anteriores el Partido Socialista siempre que pudo elegir prefirió mirar hacia su derecha. Por eso es fundamental que Podemos, Izquierda Unida y las candidaturas de confluencia, como En Marea, hagan una lectura correcta de la situación. Esto es, que sin renunciar a los elementos centrales de sus programas -que son el compromiso con los más de 6 millones de personas que los votaron- no planteen como irrenunciables propuestas que saben que el PSOE no puede aceptar.