¿Qué fue de Alexis Tsipras?

Xosé Luis Barreiro Rivas
Xosé Luis Barreiro Rivas A TORRE VIXÍA

OPINIÓN

07 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

P ara glosar la fugacidad de la fama y de la vida, Jorge Manrique optó por hacer preguntas que la experiencia responde: «¿Qué se fizo el rey don Juan? / Los Infantes de Aragón, / ¿qué se fizieron? / ¿Qué fue de tanto galán? / ¿Qué de tanta invención / que truxieron? ?/? ¿Qué se fizieron las damas, / sus tocados, sus vestidos, / sus olores? / ¿Qué se fizieron las llamas / de los fuegos encendidos / de amadores?»

Y con esa misma intención pregunto yo, en pobre imitación de tan sublimes decires: ¿Qué se fizo Alexis Tsipras? ¿Y quién menciona a Maduro? / ¿Do está aquel salvador / de indignados? / ¿Qué se fizieron los líderes / que con ardor disparaban / sus venablos? Porque me temo que la conclusión de Manrique vale también para mí: «¡Oh juicio divinal!, / cuando más ardía el fuego, / echaste agua». No deja de ser extraño que, habiéndonos montado una crisis de buenos y malos, en la que unos disfrutaban con el sufrimiento de los pobres y la ambición de los ricos, mientras otros preparaban la demolición del sistema, hayamos terminado en esta campaña de chorradas innúmeras cuyo centro está ocupado por ensayos de coaliciones de perdedores, por apropiaciones indebidas de la Transición y de Suárez, por la fractura entre viejos (que votamos por inercia) y jóvenes (que votan para salvar el mundo), y por el omnipresente «y tú más» de las corrupciones, las mentiras, las listas de papagayos y las ofertas del «todo a nada». Nos habían prometido un combate a muerte por la domesticación de la banca, por salarios socializados y actualizados al margen de la competitividad, por el fin de los desahucios, por el subsidio de paro indefinido, y por el impago parcial de la deuda, las rentas de la dignidad, la supresión de Defensa y un Estado de servicios manirrotos -educación, sanidad y pensiones- financiados con la imprenta y el crédito internacional ilimitado, y hemos acabado peleando por las audiencias en casa de Bertín Osborne. La Unión Europea no preocupa a nadie. De Cataluña es mejor no hablar. La guerra contra la yihad vale si no hay muertos propios y se inicia después del 20-D. Los refugiados que íbamos a acoger con tanto entusiasmo se han esfumado. La financiación de las autonomías es tabú. La reforma de la Constitución es un eslogan como «Papá, ven en tren», que nunca se preguntaba si en el pueblo había estación.

De educación, pensiones, contaminación, y territorio hablaremos más adelante.

Ni siquiera el paro y la pobreza están en campaña, porque las últimas encuestas los han convertido en armas de doble filo. El líder de la nueva Europa iba a ser Tsipras, que, anunciando audaces coaliciones antisistema, estaba llamado a ser un caballo de Troya en el castillo liberal y tiránico de Bruselas. Por eso Tsipras es hoy el símbolo de lo que dijo Manrique: «Cuando más ardía el fuego, / echaste agua».