Los dientes de la política

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

30 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una frase de Jack Kerouac, el dandi de la generación beat, me perturba en este tiempo electoral: simpatía es una sonrisa grande, y una sonrisa grande no es nada más que dientes. Y digo que me perturba porque algunos de los políticos que concurrirán a los comicios del próximo veinte de diciembre se esfuerzan en parecer lo que no son. Y se ríen más que nunca. Estas no son las elecciones del recelo, sino de la alegría. O eso parece. Bailan o cantan en público, se pasean por programas de televisión hechos para el ocio y no para el pensamiento, invitan a cañas en la sesión vermú de cada plaza dominguera. Y no dejan de reír. Unos porque dicen haber conseguido los objetivos marcados hace cuatro años. Y otros porque aseguran que van a cambiar España, romper con la austeridad, bajar impuestos y ponernos a todos en la cima montesca de nuestras aspiraciones particulares. Sin embargo, su credibilidad está por los suelos. La gente no los cree. Y Jack Kerouac tampoco los creería. Aún no han aprendido que es la sinceridad y la autenticidad lo que en realidad aprecia la ciudadanía. Que no mientan. Que sus programas electorales se cumplan. Que vayan a la gestión pública para servir y no para servirse, por vocación y no por ambición espuria. Aún les queda tiempo para reírse menos y ejercitarse más en el arte supremo de la verdad. Porque a la política de sonrisas, cuando le quitas la verdad, ya solo le quedan dientes.