¿Puede presumir el Gobierno de gestión económica?

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

27 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno de Mariano Rajoy coloca como ejemplo de su buena gestión económica el control de las cuentas públicas. Sin embargo, una lectura atenta de las cifras demuestra exactamente todo lo contrario. Es cierto que el déficit del conjunto de las Administraciones públicas pasó del 9 % del PIB en el 2011 al 6 % en el 2014, pero lo que no dice el Gobierno es que esa reducción se debe a las comunidades autónomas y -sobre todo- a los ayuntamientos, y no a gracias a su gestión. El déficit de la Administración central -incluida la Seguridad Social- no solo no se redujo, sino que empeoró en 15.100 millones de euros, mientras que el de las comunidades autónomas mejoró en 36.700 millones de euros y el de los ayuntamientos en 14.500 millones.

Hay, por lo tanto, una reducción del déficit -explicada por el recorte en el gasto y la mejor coyuntura económica- de la que el Gobierno central no puede presumir, sino todo lo contrario, porque el desequilibrio de las cuentas de la Administración central aumentó el 46 % en comparación con el último año de la legislatura anterior. Este desequilibrio es una de las razones -aunque no la única- que están detrás del preocupante aumento de la deuda pública. Con Rajoy de presidente, la deuda aumentó casi el 50 %, un ritmo frenético que duplica el de Zapatero el despilfarrador: si en sus dos legislaturas la deuda pública creció en 300.000 millones, Rajoy solo necesitó cuatro años para endeudarnos en 293.000 millones.

Pero hay más: ¿cómo se puede presumir de reducir el déficit cuando se hace recortando gravemente el gasto social y la inversión y subiendo impuestos como el IVA? Porque eso es lo que ha hecho Rajoy: el gasto en prestaciones por desempleo lo ha recortado en 11.000 millones de euros, el gasto en sanidad en 9.000 millones de euros, el gasto en educación en 7.000 millones, la inversión en 30.000 millones... Y además ha subido los tipos del IVA, un impuesto indirecto que no diferencia a los contribuyentes por su nivel de renta.

Un Gobierno podría presumir si logra equilibrar las cuentas públicas gracias a una mayor recaudación generada por un aumento de la actividad económica, pero no si lo hace recortando el Estado de bienestar y con un aumento regresivo de los impuestos. Sobre todo si una parte de lo que recorta lo destina a pagar una mayor carga de intereses -18.000 millones cada año- a la gran banca, por la deuda pública creciente.

Pero el desequilibrio más grave en la gestión de las cuentas públicas del Gobierno Rajoy es el que está perpetrando contra la Seguridad Social. En el 2011 los ingresos por cotizaciones y el pago de pensiones estuvieron prácticamente en equilibrio. En el 2014 la Seguridad Social cerró con un déficit de 11.000 millones de euros, un desequilibrio que se ha producido en los tres años de la legislatura y que obligó a sacar 45.828 millones de euros del fondo de reserva para poder pagar las pensiones.

Menos empleo y sobre todo peor empleo, con salarios precarios y bases de cotización bajas que deterioran los ingresos -agravada por regalos como la tarifa plana- que están provocando un enorme agujero que pone en peligro la sostenibilidad del sistema público de pensiones.