La fórmula Pujol contra el independentismo

OPINIÓN

26 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Entretanto siguen actuando en las dos pistas del circo los de la desconexión de España y los de la investidura de Mas, corren por un carril que las cruza los que compiten a las generales del 20D. Y para estas, varios deberían pensar que, suprimido el servicio militar obligatorio por Aznar y mientras más de una comunidad autónoma adoctrine impunemente a los escolares en el odio a España y el amor ciego a la tierra chica, el independentismo seguirá creciendo en más de uno de los territorios que conforman la nación, porque a cada nueva generación le corresponderán en las urnas más secesionistas de laboratorio.

Para contrarrestar el peligro no estaría de más que las nuevas Cortes Generales aprobasen la fórmula Pujol contra el independentismo, que es la contraria a la que puso en marcha el jefe del clan en 1980 y que aquí se propone en incompleto compilatorio:

-Enseñar la misma historia de España a todos los estudiantes, porque como le dijo el jurista, filósofo y politólogo liberal-socialista italiano Norberto Bobbio a quien firma estas líneas, tomando un café en la piazza Navona un día de 1983: «Si un país quiere mantenerse unido debe enseñar a sus educandos la misma historia». Y añadió: «Aunque sea falsa». «Por eso no entiendo que ustedes, los españoles, que han hecho una transición política que asombra al mundo, hayan transferido la educación a las comunidades autónomas», concluyó. Para esta primera medida, que impediría que los escolares siguiesen alimentándose con la alfalfa nacionalista que les dispensan, hay que ejercer la alta inspección del Estado en materia educativa, que ningún Gobierno ha realizado y que supone aplicar lo que mandata la Constitución: el control estatal de los contenidos educativos.

-A partir de 4.º de primaria establecer un sistema parecido al de los viajes del Imserso, pagado en su totalidad con recursos públicos, para que los alumnos pasen quince días al año en otra comunidad, a poder ser en la más alejada a la propia, conviviendo en las aulas con estudiantes de la visitada. En una palabra, españolizar a los niños. Sí, españolizar, eso que dijo Wert y que tanto indigna a los separatistas.

-Cursar obligatoriamente un año de carrera en otra comunidad, ya que la mayoría se gradúa sin salir de su provincia. Y lo mismo con los de formación profesional. Un Erasmus nacional similar al europeo, que tantos frutos está dando en la formación de la conciencia europea.

-Un calendario deportivo nacional que mezcle colegios públicos, concertados y privados de diversas comunidades en un mismo campeonato anual.

-Que el idioma oficial del Estado, el castellano, sea obligatorio en la enseñanza y en las Administraciones en todas las comunidades con otro idioma propio.

Para ninguna de estas medidas y otras que caben en la fórmula Pujol es necesario modificar la Constitución, que nunca alcanzaría el consenso, la aprobación y el refrendo de la vigente, ni suprimir las comunidades autónomas, como piden los más radicales, o recuperar para el Gobierno central las transferencias en educación, como solicitan otros. Solo es cuestión de principios y voluntad política para que no se cumpla un aforismo de Jorge Wagensberg: «Hay cosas que acaban mal porque, si no, no acaban».