Una precariedad salarial insoportable

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

20 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Agencia Tributaria acaba de hacer público su informe Mercado de trabajo en las fuentes tributarias, en el que figuran todos los que han trabajado como asalariados, desde los que trabajaron un solo día hasta los que lo han hecho el año completo. Por eso, sus cifras no se pueden comparar de forma automática con el nivel de empleo que estima la EPA ni con el salario medio que proporciona la Encuesta de costes laborales, pero es la radiografía más precisa de la realidad salarial de nuestro país.

El primer dato que refleja es el empobrecimiento de las personas que trabajan como asalariadas en Galicia: la retribución media en el 2014 fue de 17.729 euros anuales, equivalentes a 1.266 euros brutos mensuales en 14 pagas, una cifra que se reduce a poco más de 1.100 euros netos una vez descontados los impuestos y las cotizaciones a la Seguridad Social. Salarios muy bajos y además cayendo: en comparación con el 2010, han perdido un 13 % de su poder adquisitivo, si se tiene en cuenta la evolución de la inflación en ese período. ¡Y aún hay quien dice que hay que bajar más los salarios para ganar competitividad!

Pero aún hay algo más preocupante que este deterioro generalizado de las rentas salariales: lo peor es que detrás de la media se esconden situaciones de drama, de pobreza laboral, de precariedad extrema. Por ejemplo, el de las 177.000 personas que, con trabajos a tiempo parcial o de pocas semanas o meses, ingresaron, de media, menos de 2.000 euros en el total del año. O las 123.000 que no llegaron a los 7.000 euros anuales.

Estos dos grupos, más de 300.000 personas en Galicia, se corresponden casi en su totalidad con lo que se puede denominar trabajadores pobres: tienen un empleo, pero no pueden vivir con su salario de forma independiente.

Existe un tercer grupo, el de los que no se pueden considerar como trabajadores pobres, pero que siguen en situación precaria. Son personas que no llegan a mileuristas: 131.000 gallegos que alcanzan un salario de 11.400 euros brutos anuales, poco más de 14 pagas de 800 euros. En esta categoría conviven personas que aún están en la fase inicial de su carrera profesional con otras que ya hicieron este recorrido y por lo tanto su pertenencia a este colectivo de bajos salarios ya es definitiva.

Aunque los datos de la Agencia Tributaria solo permiten un conocimiento parcial, es fácil deducir que este grupo lo forman personas que trabajaron solo una parte del año, que lo hicieron con contratos temporales, muchos a tiempo parcial y con una elevada rotación en el empleo, cambiando de empresa o de sector de actividad. Sabemos también que en este colectivo tienen una elevada presencia las personas más jóvenes, las mujeres y las de nacionalidad extranjera; la gran mayoría de ese empleo se concentra en los trabajos en el sector primario, en los servicios a las personas y en el comercio y la hostelería.

Son muchas personas con precariedad salarial, más de 430.000, casi la mitad de quienes trabajaron como asalariados en el año 2014, y es la respuesta contundente a la pregunta de por qué la gente no ha notado la recuperación de la economía de la que tanto presume el Gobierno. Deteriorar la calidad del empleo, devaluar los salarios, precarizar las relaciones laborales es un camino que nos lleva a una sociedad desigual, injusta, insatisfecha e ineficiente.