Es verdad que la humanidad vive tiempos de inestabilidad. Son varios los factores influyentes en estas crisis que nos azotan, perjudicando la convivencia humana. Pero está visto que no es así en los tres entes políticos a los que hace referencia este artículo, porque se debaten en momentos particulares de zozobra e inquietud, precisamente cuando más deberían estar unidos para afrontar las crisis. El momento europeo es crítico y afecta a los planes de la Unión Europea para enfrentarse a los problemas económicos y migratorios. Europa necesita de todos los esfuerzos nacionales para resolver la falta de dinero, en unos, mientras que otros no quieren colaborar. Esto mismo sucede con los miles de refugiados que escapan de las guerras. Hace falta unir todos los esfuerzos para que el ideal europeo se mantenga en circunstancias muy difíciles.
España es un fiel e importante miembro de la comunidad europea, aportando lo que puede en energías humanas, económicas y sociales. En Europa saben que pueden contar con el ideal español para lo que haga falta, dentro de sus posibilidades, sea en créditos a Grecia, en defensa a los países bálticos o en solidaridad en los accidentes de avión francés o el ruso. Pero lo que no puede hacer España, en momentos tan críticos y complicados, es aparecer con problemas de insolidaridad, convivencia y desunión como el que acaba de suscitar la comunidad autónoma de Cataluña, porque no solo perjudica a España, sino también a los 500 millones de habitantes que pueblan Europa cuando se necesita unir fuerzas y no disgregarlas.