El tembleque

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

07 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo hay una persona capaz de desatar el pánico en el PP. Y no es Antonio Baños, el ogro anticapitalista de la CUP. Ni Pablo Iglesias y su Coleta Morada. Ni Bárcenas y sus manuscritos en b. Ni siquiera Angela Merkel, que cuando levanta el teléfono rojo hace que su interlocutor sude sangre mientras anota, calladito como los nenes chapones, los deberes de la próxima semana. Tampoco Albert Rivera, que ya les pisa los talones en el limbo ideológico del centro derecha, donde lo mismo ronronean los neoliberales que vegetan esos conservadores que luego no quieren conservar nada, sino asfaltar y echar cemento, que por algo la derecha siempre ha sido muy constructiva.

El único que hace estremecer a Génova 13 es uno de los suyos. Se llama José María Aznar. Y por eso cuando este señor, al que con el bigote le rebanaron también el sentido del humor, desenfunda su larga lengua de oráculo desde la FAES, a la cúpula del PP le entra ese tembleque de piernas que le vimos a Rajoy durante la entrevista con Alsina, y que hizo que algún humorista propusiera ponerle al pedal de una Singer para aprovechar tanta energía.

Esta manía de la derecha de apuñalarse viene de antiguo (como el dinero y los apellidos de sus próceres). Ya los romanos renovaban el Senado a cuchilladas, para hacer eso que ahora los cursis llaman regeneración democrática, pero en plan gore.

Lo de Aznar y Rajoy en versión Pimpinela no es más que otra historia de amores despechados. Al principio parece que no hay consuelo, pero luego todo pasa y ya dijo Sabina que en aprender a olvidar solo se tarda 19 días y 500 noches.