Aznar, como siempre, obsesionado con Aznar

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

07 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las duras críticas de José María Aznar al presidente del Gobierno a cuenta de la forma en que Mariano Rajoy está gestionando el conflicto creado por el secesionismo catalán son impropias de quien ha estado ocho años presidiendo el Consejo de Ministros y sabe, por lo tanto, que un gobernante debe tomar sus decisiones calibrando todos los efectos (y no solo los deseados) que de aquellas pueden derivarse.

Aznar basa sus descalificaciones en un dato supuestamente objetivo, que, sin embargo, no lo es: los resultados del PP, que habría sufrido una severa derrota el 27 de septiembre, mientras los socialistas habrían capeado el vendaval de Ciudadanos. Las cosas solo son así si los 11 diputados del PP se comparan con su mejor registro histórico (19) y los del PSC (16) con el peor (20). Pero es ese un modo como otro cualquiera de hacerse trampas en el solitario. El PP ha obtenido 11 escaños cuando su media histórica (la resultante de dividir sus escaños autonómicos entre las elecciones regionales catalanas) es de 13,5, mientras que el PSC ha obtenido 16 frente a una media histórica de 36,9. Basta comparar esas cifras para saber hasta qué punto Aznar manipula los datos al servicio de su obsesión de ser el mejor líder de la derecha y el mejor presidente de la historia.

Convencido de ambas cosas, cree Aznar que la evolución del desafío independentista hubieran ido mejor en Cataluña si Rajoy se hubiese manifestado con mayor dureza frente a él. Hay muchas y buenas razones, sin embargo, para pensar que una radicalización de la acción del Gobierno hubiera producido consecuencias justamente contrarias a las perseguidas, al echar más agravios (reales o supuestos) al zurrón de los secesionistas.

De hecho, quienes, como Aznar, sostienen que Rajoy tendría que haber impedido «por todos los medios» la realización del remedo del referendo del 9 de noviembre tendrían que explicar cómo debería haberlo hecho: ¿Impidiéndolo por la fuerza, mediante un despliegue de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la puesta a disposición judicial de los miles de personas que a buen seguro les hubieran hecho frente? ¿Habría entonces mejorado la evolución del conflicto con unos secesionistas dispuestos a llevar a cabo una declaración unilateral de independencia?

Aznar, que habló catalán en la intimidad cuando necesitó de CiU para su primera investidura, tuvo que lidiar en Cataluña con una situación muchísimo menos complicada que la actual y es probable que, pese a ello, algunos de sus errores de entonces expliquen en parte la complejísima situación en que hoy estamos. Por eso, el que ahora venga a echar los pies por alto para sostener que él lo estaría haciendo mejor -pues de eso se trata al fin y al cabo- dice mucho más sobre la biliosa personalidad de Aznar que sobre la forma en que Rajoy afronta una de las crisis más graves de nuestra democracia.