Pablo Iglesias se hace viejo

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

05 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sorprende lo rápidamente que Pablo Iglesias se ha hecho viejo. Hace unos meses, cuando aparecía en televisión la expectación era máxima, las audiencias se disparaban y Twitter ardía. Ahora aburre, cansa, es un continuo déjà vu. La gasolina de la casta, los de arriba y los de abajo y no somos ni de derechas ni de izquierdas no da más de sí. Su gran aportación, que fue el diagnóstico de un sistema en crisis, ya está descontada. Los demás partidos han fagocitado algunas de sus iniciativas. Las afinidades chavistas han desgastado a Podemos. Pero la marcha atrás de Tsipras, sometido de forma inmisericorde después de desafiar al poder merkeliano, cayó como una bomba atómica sobre la formación morada. Demostró que en esta Europa no caben rebeldías porque te montan un corralito al menor descuido. A esto deben añadirse una gran cacería mediática y los propios errores de Podemos, en especial de su líder, encantado de haberse conocido, poseedor de un ego descomunal. Proverbial fue su artículo «¿Por qué todos hablan del Pablo Iglesias británico?». Se refería al nuevo líder laborista británico, Jeremy Corbyn, un político de 66 años que ya luchaba en las calles antes de que él naciera. Otro en el que se quejaba de que no podría ver la final del Eurobasket lo terminaba así: «Perdónenme, pero soy humano». En la reciente carta de Pablo (Iglesias) a los podemitas, tras el desastre catalán, de resonancias bíblicas, les dice: «Hemos nacido en la adversidad y nos crecemos en ella». Para su desgracia, Sánchez y Rivera ganan terreno mientras Podemos, que llegó a situarse como segunda fuerza política, retrocede. A Coleta Morada le quedan menos de tres meses para recuperar el terreno perdido. Lo tiene difícil.