Otra vez, ellas

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

03 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque Ruth Beitia no pudo llegar a la medalla, aunque sí al diamante de la Golden League, otra vez las españolas mandan en el deporte mundial. Este año nos deja, por ejemplo, a Garbiñe Muguruza. Da gusto que, tras tantos años sin Arancha y sin Conchita, tengamos ahora a Garbiñe en el circuito de la raqueta. Su tenis es para filmarlo. Es una película sobre la pista. No sé si es su sangre, medio vasca, medio venezolana, lo que hace que Garbiñe sea tan competitiva. Y tenga esa mezcla explosiva tan difícil de superar. Combina la fuerza del carácter vasco con la alegría casi Caribe de Venezuela. Ese acero al sacar, esos golpes duros desde el fondo de la cancha, con esas alegres subidas a la red, que dejan a la rival fuera de juego. Carácter e instinto. El tenis de Garbiñe tiene una firma difícil de explicar. El físico la ayuda. Alta, como un alfil. Un metro ochenta y dos. Cuerpo atlético, 73 kilos. Y una especial destreza para golpear con una seguridad que le es innata. ¿De dónde saca esa convicción con 21 años? De su cabeza. Aparte de esas subidas a la red, intempestivas, esa lotería atrevida de su brazo en alto buscando el golpe a media cancha que le dé el punto, Garbiñe goza de un revés a dos manos impecable e implacable. Coqueta y presumida, con su vestido de Stella McCartney, nos devolvió al sueño de los noventa nada menos que en Wimbledon. Nos recordó los años de Arancha y Conchita. No pudo remachar el milagro de volver a ganar a Serena. Pero estuvo ahí. Ese día tan hermoso. Hay tenista y joven. El deporte español femenino ya tiene una nueva figura internacional. Otra vez, ellas mandan y ganan. Como dice Garbiñe cuando saca: «Cuando tienes la bola en tu mano, todo depende de ti».