¿En serie o en serio?

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Somos una serie. Una serie de sucesos. Una serie de individuos. Una serie de circunstancias. Una serie de cromosomas. Y, de un tiempo a esta parte, muchos casi solo ven series. Muchos son series. Su ocio es un vicio de series, una tras otra. La quinta temporada. La cuarta temporada. La versión danesa. La versión norteamericana. Estamos enganchados a la series. Pero, como todos los vicios, hay un límite. Las series, una tras otra como culebrones, no nos hacen mejores que nadie. Es absurdo oír este comentario a pie de bus: «Yo por lo menos veo Juego de tronos y no Sálvame, como mi madre». Ojo, nadie está por encima de nadie. Cada uno tiene todo el derecho del mundo y del mando a distancia para ver en la pecera de la televisión lo que le apetezca. Nadie es mejor por elegir Borgen en vez de Gran hermano. De todo se aprende. A veces nos tomamos la pasión por las series demasiado en serio. Y no deja de ser otra manera de matar las horas, incluso otra forma de evadirse de una realidad que nos retrata de forma cruda. Ya no somos alevines de ejecutivos como en los años ochenta. Menos mal. Pero algunos quieren ser en el siglo XXI alevines de cultos, alevines de entendidos, alevines de yo sé más que tú porque estoy a la última, cuando resulta que cada vez es más evidente que estar a la última es hacer lo que ya hacían otros en los sesenta, en los setenta y en los ochenta. Todo se recicla. Las series están bien, pero son ocio, solo ocio. Y cada uno con su entretenimiento hace lo que le peta.