Conocí al profesor Neira hace unos años, en un descanso entre clases, en la sala de profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, adonde había acudido a dar un seminario sobre Derecho Constitucional. Me pareció un gran tipo, con el que me fue fácil establecer contacto. Pronto me dijo que era gallego y ferrolano, cosa que, me pareció, encajaba con mi idea de que Neira es un apellido muy común allí, incluso hay un paraje que se llama Porta de Neira. Me dio su tarjeta de visita y me pareció que era una de esas personas interesantes.
Ahora, acaba de morir, a los 62 años, después de un largo padecimiento. Aquel hombre joven perdió la vida por defender a una mujer que estaba siendo maltratada en su presencia. Fue este un gesto caballeresco de un descendiente de la saga de los quijotes españoles. Creo que su gesto no ha sido suficientemente destacado, como ejemplo de persona que no duda de salir en defensa de una dama desconocida, sin pensar en las posibles consecuencias. Eso le costó la vida a ese gallego ferrolano, cuya imagen se identifica con un verdadero quijote del siglo XXI. Mientras existan personas así no todo está perdido. Sirvan estas líneas para resaltar el gesto caballeroso de Jesús Neira, que en paz descanse. Honor a él.