La Marea Atlántica, plataforma que gobierna el concello coruñés, ha tardado en tomar decisiones, pero una vez le ha cogido el tranquillo está que se sale. Días atrás tomaron el trascendental acuerdo de impedir la venta de garrapiñadas y algodón de azúcar en las fiestas de María Pita. Ni a Platón, padre de la teoría de las ideas, se le hubiese ocurrido. Por si pudiera parecer que están intelectualmente ociosos, y tras arduas jornadas de profunda meditación, cambian el formato del concurso de empanadas en el coruñés monte de Santa Margarita, consistiendo dicha alteración en que estas no se comen en la romería, sino que solo se exhiben. Tal fue el éxito que en vez de los cientos de concursantes de otros años, en esta ocasión se presentaron solo dos, lo que, bien mirado, supuso un ahorro de tiempo por vecino en contemplar la muestra. Eso es gobernar para el pueblo.
Hacer un paseo marítimo, una Casa del Hombre, un planetario o el Aquarium Finisterrae lo hace cualquiera. Lo que se busca a estas alturas del siglo XXI es el toque de genialidad, y en esto destacan sobremanera. Los alimentos hipercalóricos son sinónimo de capitalismo, por lo que deben ser erradicados. Menos mal que quedaron de segundos en las municipales, pues de haberlas ganado los coruñeses estaríamos a acelgas cuatro años.