En 1979, y a instancia de Felipe González, el PSOE abandonó definitivamente los postulados marxistas para convertirse en un partido socialdemócrata. Parece haberse olvidado de ello el actual secretario general del partido del puño y la rosa al empecinarse en pactar con la izquierda más radical, marxistas-leninistas ellos, con tal de alcanzar la presidencia del Gobierno tras las próximas elecciones generales. Sánchez debiera saber que la inmensa mayoría de los militantes y votantes socialistas nada quieren saber de conceptos desfasados como materialismo dialéctico e histórico y lucha de clases, y que en absoluto entra en sus planes la búsqueda de la Unidad Popular. Eso es lo que anhela Podemos. Es decir, ellos y nadie más, y desde su solitario poder destruir gran parte de lo creado desde la transición, lo cual es muy distinto a la unión de la izquierda, que es lo que intentan vender a sus potenciales votantes. Con esta gente, y con lo que representan ideológicamente, es con quien está pactando el líder socialista. Está cayendo en la trampa de los hábiles politólogos del partido morado, y sobre todo está condenando a los simpatizantes socialistas, en caso de que opten por otorgarle su confianza, a no votar socialdemocracia sino rancio chavismo.