Sota, caballo y rey

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

OPINIÓN

18 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sergio Ramos ha sido motivo de chanza en más de una ocasión por sus meteduras de pata en las redes sociales. Confundir New York con Las Vegas, o a San Francisco con San Antonio al referirse al equipo de los Spurs, o felicitar a la selección femenina de waterpolo por su medalla de oro en el Mundial 24 días después de la final (se supone que tras ver la repetición del partido en diferido) son algunas de las más sonadas.

Pero es también el Sergio Ramos que jugó con la camiseta de Ozil debajo de la suya cuando el alemán estaba bajando su cotización en al bolsa de Mourinho. Y es el Sergio Ramos que aguantó y atajó embates parecidos a los de Casillas cuando el técnico luso cuestionó su rendimiento. Es también el que dio la cara por los compañeros y criticó a los aficionados que habían increpado a varios jugadores merengues en Valdebebas, tras la derrota en el Nou Camp. Y el que abogó por Ancelotti antes de que fuese destituido. Y el que le ha aguantado el tipo a Florentino hasta renovar. Es lo habitual en los futbolistas, que cuando no ven satisfechas sus pretensiones pecuniarias no se siente respetados ni valorados. Resulta curioso el proceder del presidente blanco, que antes de avenirse a pasar por el aro de los diez millones de euros netos dejó o propició que la negociación se enredase y se envenenase. Y cuando vio que se le iba de las manos, dio marcha atrás.

Lo realmente obsceno en todo este culebrón es que un futbolista pueda ganar diez millones limpios, que vienen a ser veinte brutos. Parece que el Manchester le daba algo más. Y si no seguro que aparecería algún otro club dispuesto a moverse en esas cifras.

Lo realmente difícil de explicar en ese contexto es el tira y afloja de un presidente que se va a gastar más de 25 millones de euros en Kovacic después de fichar a un Lucas Silva que tendrá que ser cedido, con todas las dudas que suscita Illarramendi y sin saber todavía cuánto costará el lío de la portería y cómo se va a resolver.