El periodismo de la ola de calor

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Esa conversación de ascensor. Ese clásico del verano. Y del invierno. Qué calor hace. O qué poco calor hace. Hay todo un periodismo sobre la ola de calor. Que se repite año tras año, cada vez que el mercurio se dispara. Piensen en los telediarios. No falla. Llega el caloret y arrecian las conexiones con los mismos sitios y situaciones. Menos mal que de vez en cuando dejan hablar a algún experto para explicar qué pasa con la subida de las temperaturas. Y qué sucede con los efectos del calor. Pero volvamos a las conexiones. Paso a Sevilla. En concreto, a la plaza de España en Sevilla, donde, tras el mítico plano del termómetro de pie en la acera marcando 44 grados, después se entrevista a una japonesa que no para de darse aire con un abanico. Siempre una japonesa en la plaza de España en Sevilla. ¿Estará ya contratada? ¿Será siempre la misma japonesa? ¿O es que todos los japoneses se parecen como ellos creen que todos nosotros nos parecemos? Tras Sevilla, llega la playa petada en Benidorm. Tomas de cámara desde el paseo marítimo. No cabe ni un alfiler de pie. Bajada a la arena de la reportera y pregunta al bañista sin rubor: «¿Qué, refrescándose con semejante calor?». Respuesta del bañista: «Sí, mucho calor». Cambio de lugar. Ahora toca la rambla de Barcelona. Sí, otra vez japoneses. Siempre una pandilla de japoneses. Aquí no está sola la japonesa. Son siempre el mismo grupo de japoneses. La ola de calor nos trae el mismo periodismo. O tal vez nos estén contando que España ha sido invadida por japoneses y no nos hemos dado cuenta. Cuando quieren dar el toque diferencial conectan con Galicia y alguien cuenta, sin japonesa (igual aquí todavía no hemos sido invadidos), lo de que «aquí da gusto, hasta hace falta una chaquetita por las noches, por si refresca».