«Kepler» y el mito de la caverna

Juan Ramón Vidal Romaní LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El «cazador de exoplanetas», como la NASA llama al satélite Kepler, ha encontrado el planeta K452b. Es un exoplaneta que forma parte de un sistema solar con un sol de tipo G, como el nuestro, aunque 1.500 millones de años más viejo, por lo que emite un 10 % más de luz y calor que nuestro Sol. K452b tiene un clima parecido al de Venus y orbita alrededor de su sol cada 385 días. Es 1,6 veces mayor que la Tierra y tiene una masa 5 veces mayor, lo que implica el doble de gravedad que nuestro planeta. Desde luego que si alguna vez hubo vida en K452b, fueron organismos menos esbeltos que los terrestres. Y si pudiéramos construir una nave para llegar a K452b en un plazo de tiempo razonable, no veríamos agua en sus océanos, que ahora forma parte de su atmósfera irrespirable de CO2 y vapor de agua sobrecalentado. En 1.500 millones de años la Tierra será así, por lo que K452b no nos sirve para nada.

Saber cómo el satélite Kepler ha descubierto K452b nos retrotrae al mito de la caverna, que Platón describe en La República. La alegoría presenta a un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento en una cueva y sujetos por cadenas que les impiden mirar a otro lugar que la pared del fondo de la caverna, sin poder nunca girar la cabeza. Detrás de ellos, una hoguera por delante de la que circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la única pared que los prisioneros pueden ver: es la percepción de la realidad para los prisioneros de la caverna de Platón. El satélite Kepler ha observado cómo el brillo del sol alrededor del que orbita K452b pierde su intensidad cada 385 días y de ahí, mediante cálculos teóricos, se deducen las características del exoplaneta, tan reales como las sombras percibidas por los hombres en la alegoría de Platón. Lo demás, incluida la recreación del planeta hecha por la NASA, pura fantasía para soñar imposibles.

La silueta de K452b recortada contra su sol en decadencia tardó 1.400 años en llegar al satélite Kepler. En el instante de salida, año 615, la Tierra era más o menos como ahora. Mahoma había fundado (año 622) el «Estado islámico» en la actual Arabia, iniciándose luego la expansión musulmana que conquistó el actual Irán, año 651. Bizancio, hoy Turquía, sufrió también la expansión de los árabes, como también Cartago, hoy Túnez, Palestina, Armenia, Egipto (incluida la hazaña del incendio de la Biblioteca de Alejandría). Nada nuevo bajo el Sol, dicen los hombres de la caverna de Platón mirando las sombras de la hoguera.

Juan Ramón Vidal Romaní es director del Instituto de Geología de la Universidade da Coruña