Acepte esta chuleta, señor presidente

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

09 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Señor presidente: acaba usted de decir en televisión que «Grecia debe mucho dinero, algo más del 90 % de su PIB; es como si en España debiéramos 900.000 millones de euros, que es una cifra astronómica». Sepa que yo, a diferencia de los miles de internautas que se mofan del aserto e inundan de cuchufletas las redes sociales, solo lo considero un desliz irrelevante. No me puedo creer, con la que está cayendo, que mi presidente desconozca el nivel de endeudamiento público de los griegos. Y mucho menos que no sepa cuánto deben, ya no los españoles -que eso son palabras mayores-, sino las Administraciones Públicas que gestiona. Además, y a pesar del desbarre de los números, debemos reconocer que usted soltó dos verdades como puños: Grecia debe mucho dinero y 900.000 millones es una cifra astronómica.

Mi única preocupación, al margen del traspiés contable, consiste en evitar que reincida en la equivocación durante la cumbre europea a la que asistirá el domingo. Un lapsus de ese calibre en cónclave tan selecto, aunque tal vez permitiría distender con algunas risas el enrarecido ambiente, nos avergonzaría a todos los españoles. Por eso renuncio hoy a mi artículo habitual y le ofrezco en su lugar, humildemente, esta concisa chuleta para que la incluya entre los papeles que se llevará a Bruselas.

Mire, en sus primeros 40 meses de mandato, la deuda pública española aumentó en 302.670 millones de euros: un 40 %. Pasó de 743.531 millones, a finales del 2011, a la «cifra astronómica» de 1,05 billones en el primer trimestre del año en curso. Creció a razón de 178.000 euros por minuto. Llamarle a esa expansión bomba de relojería no es ninguna metáfora: con cada tictac, con cada uno de los 102,4 millones de segundos que marcó el reloj desde que usted llegó a la Moncloa, la deuda del Estado español subía casi 3.000 euros.

Lo de Grecia es otra cosa. En los tres últimos años, su deuda pública disminuyó en cerca de 39.000 millones de euros. De 355.977 millones en el 2011 pasó a 317.094 millones a finales del año pasado. Bajó a un ritmo de 25.000 euros por minuto. ¿Sorprendido, señor presidente? Pues utilice esos datos como mejor nos convenga y sin temor: son de Eurostat y, si algún mérito reflejan, la gloria corresponde a la quita de Merkel -cuando el concepto aún no estaba maldito- y al látigo de la austeridad que manejaban los Papandreu y Samarás de turno.

Ahora bien, si en la cumbre del domingo se habla sobre la sostenibilidad o no de la deuda, yo le aconsejo, señor presidente, que se abstenga de intervenir. Porque seguro que se lía. Cédale la palabra al señor De Guindos. Él sabrá explicar por qué la deuda pública española -99 % del PIB, aproximadamente- aún puede ser controlada a base de inflación y crecimiento, mientras que la griega -sobre el 180 % del PIB, el doble de lo que usted dijo- jamás será repuesta íntegramente a los acreedores. Ni siquiera colgando al pueblo griego por los cataplines.

De nada, señor presidente.