PSOE, durmiendo con su enemigo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

12 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La ofensiva de Rajoy y todo el PP contra Pedro Sánchez y su supuesta radicalización, fruto de su entendimiento con Podemos, ha surtido efecto. Ya es un argumento que se encuentra en los grandes periódicos internacionales. Veo también que los primeros ministros de Francia e Italia, Valls y Renzi, trasladaron su inquietud al líder socialista por su giro radical. Según fuentes empresariales, todavía no tiene efectos sobre las inversiones extranjeras ni en la salida de capitales, pero pudiera tenerlos una vez constituidas las corporaciones municipales y los gobiernos autónomos. Rajoy y el PP utilizaron armamento pesado y su carga puede resultar demoledora para el PSOE y para la imagen exterior del conjunto del país.

Además, los contactos y acuerdos entre el PSOE y Podemos, Compromís y agrupaciones populares están minando la tranquilidad interna. Miembros de la vieja guardia critican estas alianzas y a veces lo hacen de forma airada. El último ha sido Tomás Gómez, que fue defenestrado en Madrid por Sánchez y, por tanto, no es muy partidario. Pero ayer dejó una reflexión que merece ser analizada, al condenar con duras palabras la intención y el hecho de «pactar con aquellos que quieren destruirte, que desaparezcas y ocupar tu espacio».

El Partido Socialista está metido así en una trampa para elefantes. Si no alcanza acuerdos con Podemos, no podrá acceder a ningún gobierno regional, y Sánchez necesita aumentar el color rojo en los mapas políticos de España. Pero, si los alcanza, estará dando vida y espacio en las instituciones a un partido que hace nada descalificaba por radical y populista. Leído de otra forma: alinearse con Podemos, que tanto contamina, facilita el discurso del PP y hunde las dudosas posibilidades de éxito socialista en las urnas de noviembre o diciembre. Pero no alinearse significará una renuncia imperdonable a gobernar al menos las comunidades de Castilla-La Mancha y Extremadura. Y lo que dice Tomás Gómez: Pablo Iglesias no es indiferente, su objetivo es ocupar el lugar del PSOE en la izquierda, su éxito será ceñir la corona de la socialdemocracia.

Cualquier solución es, por tanto, mala. Es otro momento para aplicar la copla que más juego da en la crónica política: ni con pactos ni sin pactos tienen las penas de Sánchez remedio. Con pactos, porque lo matan, sin pactos porque se muere. Y su agonía será lenta, porque aunque gobierne en Extremadura, Castilla-La Mancha y en otros lugares, estará obligado a dar satisfacción a Podemos, con amenaza permanente de dejarle caer con una moción de censura o simplemente dejándolo solo en las votaciones. Ese es el calibre del desafío socialista. Torcuato Fernández Miranda le llamaría «una trampa saducea».