El PSOE y la «extrema izquierda»

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

09 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Muy mal debe de haber terminado el almuerzo de la semana pasada entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Mejor dicho: tienen que haber terminado tirándose los postres a la cara. De otra forma no se entiende la agresividad con que el Gobierno y el PP tratan al líder de la oposición. Comenzó Sáenz de Santamaría, continuó el propio presidente acusando al PSOE de «entregar el poder a la extrema izquierda» y se abrió la veda para el ataque en profundidad. La línea es: Pedro Sánchez es un irresponsable que quiere conseguir con los pactos con Podemos y las candidaturas de unidad popular parcelas de poder que las urnas le han negado. Y lo peor: paga el precio de dejarles entrar en las instituciones. Para los gobernantes es una traición a la tradicional y cómoda cohabitación de los dos grandes partidos. Se abre una compuerta a los enemigos del sistema.

Interesantísimo debate. ¿Dicen la verdad los dirigentes del PP o es el primer asomo del recurso al voto del miedo ante las elecciones generales? Pactos de gobernación de la izquierda los hubo siempre. Los hubo tras las primera elecciones municipales de 1979, que dieron multitud de alcaldías al PSOE y al Partido Comunista. Lo hubo en Galicia para la constitución del famoso bipartito. Lo hubo en Cataluña para el tripartito. Lo hubo en Andalucía en el 2011 para arrebatarle la Junta al Partido Popular, que había ganado las elecciones. Sin embargo, nunca se plantearon esas alianzas con tanto dramatismo, como si estuviera en peligro la supervivencia de la democracia.

Opinión personal: el error del PSOE de Pedro Sánchez (si existe) no es poner en peligro el sistema, las normas de mercado o la estabilidad económica. El error del PSOE de Pedro Sánchez es no distinguir claramente quién le está quitando los votos. Piensa que es el PP y se equivoca. Quien le quita los votos es quien se empieza a definir como socialdemócrata, quien quiere ocupar su espacio político y quien quiere liderar la izquierda. Es decir, el partido llamado Podemos. Es evidente que un Partido Socialista no puede contribuir a que la derecha mantenga todo el poder municipal y autonómico después de haber perdido tanto respaldo social. Pero no parece un acierto que regale una parte de ese poder a quien quiere ocupar su posición. Ojalá me equivoque, pero puede ser un suicidio.

El segundo error del PSOE es no saber explicar por qué hace esos pactos. Si es solo para echar al PP, está en su derecho, pero muestra una voluntad excluyente que no beneficia la convivencia. Y si es por un giro ideológico, va a surtir los efectos contrarios a los buscados: dejará al PP en la centralidad política, lo cual es un regalo inmerecido. Una situación, señor Sánchez, para hacérsela mirar.