Crónica de un viaje anunciado

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

05 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La derrota electoral del Partido Popular ha acortado los plazos y acelerado los ritmos del más que anunciado desembarco de Núñez Feijoo en la política española. El PP está en estado de shock, intentando entender lo que ha pasado y, sobre todo, pensando qué cosas tiene que hacer para evitar una derrota todavía más dura en las elecciones generales del otoño. Rajoy ya dijo que no va a cambiar de política y eso hace casi inevitable realizar cambios en el partido y en el Gobierno para intentar convencer a sus electores de que las nuevas caras son la renovación del partido que gran parte de ellos le está exigiendo.

Este es el último tren de Feijoo, porque él solo emprenderá el viaje si es para ocupar el puesto de mayor responsabilidad, el de presidente del Gobierno. Y para eso es imprescindible que tome posiciones de forma inmediata. En el escenario más probable Rajoy perderá las elecciones de noviembre, lo que le obligará a abandonar la dirección del partido. La persona que lo sustituya tiene que ser, casi obligatoriamente, diputado en el Parlamento para construirse como alternativa de Gobierno ejerciendo de líder de la oposición durante la legislatura.

Feijoo está obligado a presentarse a las próximas elecciones generales, pero no sería aceptable que dimita de la máxima responsabilidad institucional de Galicia sin terminar el mandato, solo para ser candidato. Para realizar este tránsito, de forma entendible por la ciudadanía, tiene que dejar ahora la Xunta para ser ministro en la inminente remodelación del Gobierno que prepara Rajoy.

Este es el plan A: de presidente de la Xunta a ministro para ser después cabeza de lista por Pontevedra, convertirse en la imagen de la renovación del PP y ejercer de líder de la oposición en el Congreso de los Diputados para acabar siendo el candidato en el 2019.

Pero hay también un plan B, porque aunque es altamente improbable aún es posible que el PP sea capaz de conformar una mayoría de Gobierno apoyándose en otras fuerzas. Pero este escenario alternativo no cambia los planes de Feijoo, sino simplemente las circunstancias, porque él seguirá compitiendo por ser el candidato de su partido en el 2019 sustituyendo a un más que amortizado Rajoy. La diferencia es que lo haría de forma mucho más cómoda desde el sillón del Consejo de Ministros que desde el escaño del Parlamento.

Feijoo está ante un juego en el que gana o gana y por lo tanto no va a dudar en dar un paso por el que ya lleva tiempo esperando y que solo pueden frustrar los recelos que su ambición levanta en una parte del aparato del PP. Lo que desde luego no va a hacer es asistir de forma resignada al más que probable batacazo del Partido Popular en las elecciones de noviembre, una derrota que -si llega al nivel que anticipan los resultados de las municipales y autonómicas- haría prácticamente imposible su reelección al frente de la Xunta.