El terremoto llega a Rajoy

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

27 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El terremoto que han provocado las elecciones no hizo más que empezar, y cuando un terremoto político empieza, nadie sabe cómo puede terminar. Ahora se están moviendo los cimientos del PP en un seísmo con varios epicentros: los lugares donde el partido está a punto de dejar el poder. Comienzan los abandonos, se agudizan las críticas internas y gran parte de los perjudicados en las urnas asumen las censuras que en los últimos meses se han hecho desde los medios informativos: el Gobierno se hizo antipático, el discurso macroeconómico ha terminado por irritar y falta sensibilidad social en las decisiones.

Lo peor es que los efectos destructivos están llegando a las puertas de La Moncloa. Cuando un periodista le preguntó el lunes al presidente si pensaba repetir como candidato, sabía muy bien por qué lo hacía: porque detectó un movimiento interno que cuestiona la continuidad de Rajoy. Se está tratando de personalizar las causas de los malos resultados y de encontrar un responsable y se apunta en esa dirección, como es natural. Por ello, cualquier palabra que se diga, cualquier reticencia ante su liderazgo, cualquier frase que se salga del guion de la alabanza de ritual son entendidas en clave de crisis de liderazgo.

Lo sabe muy bien desde ayer el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Preguntado por Alsina en Onda Cero si ve a Rajoy como candidato, Herrera le pidió a Rajoy que se mire al espejo, que analice sus fuerzas y terminó así: «No hay en estos momentos otra persona con esa legitimidad». La interpretación que considero correcta es que Herrera entiende que se trata de una decisión personal de Rajoy. Si decide repetir, no hay nadie con tantos méritos como él. Eso es todo. Eso mismo, dicho en otras circunstancias, no tendría efectos políticos. Pero dicho ahora, con el partido descorazonado y desorientado, después de un comité de dirección donde no hubo aplausos al líder, tiene el valor de una cerilla al lado de un barril de pólvora.

Posición personal: Juan Vicente Herrera dijo lo que dijo y no hay por qué obtener conclusiones impropias. Mientras no se demuestre lo contrario, Rajoy es el mayor y mejor activo del PP. Si hay que hacerlo responsable de la debacle del domingo, tiene lógica, porque para eso es el jefe. Cuando tocó alabar sus méritos, se alabaron. Cuando vienen las duras, está expuesto a la erosión inversa. Pero los dirigentes del PP, los únicos que pueden moverle la silla, han de saber una cosa: meterse ahora, a seis meses de las elecciones generales, a discutir su liderazgo, es suicida. Y no estoy pensando en Herrera, que es un tipo leal. Estoy pensando en los que agitan y callan, que es la forma habitual de montar una conspiración.