Ford Coppola, princesa

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

27 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya no son los premios Príncipe de Asturias. Son los Princesa de Asturias, pero siguen teniendo hechura de Nobel. Darle el galardón de las Artes a Francis Ford Coppola es la mejor prueba de que la princesa va a seguir la senda de su padre y los jurados buscarán una relevancia internacional en sus veredictos. El de Coppola no puede ser más acertado. Cierto es que se lo podían haber dado hace treinta años. Pero nunca es tarde cuando hablamos de El Padrino, la película. No hay otra obra maestra tan maestra. Es absolutamente genial, porque da igual las veces que la veas. Siempre funciona. Siempre te mantiene con el corazón desgarrado. Las frases, las escenas, esa cabeza de caballo en las sábanas ensangrentadas. Esos hermanos revueltos. La figura del padre. La mamma. Todo tan italiano y tan universal. El guion de El Padrino es lo que hubiese hecho Shakespeare si hubiese nacido en el siglo XX. Es una gozada de pasiones y llanto. Un culebrón medido con el calibre de las balas. Pero Coppola es también el olor a napalm por las mañanas. Es Apocalypse Now. El mal, el río. El viaje hacia la maldad. La locura. Coppola es una manera de premiar a Marlon Brando. Coppola es el cine. Es la sala grande con la pantalla gigante y, en el cielo de esa pantalla, una historia gigantesca. Vito Corleone. «Le haré una oferta que no podrá rechazar», el premio Princesa de Asturias.