Aguirre y sus motivos

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

27 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Conclusión de Esperanza Aguirre: «Yo quería volver a la política para frenar a Podemos». Así de sencillo. Hay quienes todavía miran las urnas como si fueran oscuras bolas de cristal en las que les es imposible descifrar el presente. Deberían detenerse en esa frase. Esas diez palabras de la condesa azul que se resumen en tres. Frenar a Podemos. O evitar que el Retiro se inunde de chándales bolivarianos. O ahorrarle un disgusto al Ibex. O, en definitiva, defender la civilización occidental. Porque del paro ya nadie habla. Quizás es algo que se da por hecho, como si fuera una enfermedad crónica. Ahí está. En cambio el mantra es la estabilidad. La estabilidad como valor absoluto es asumible por aquellos a los que les va bien, incluso por muchos de los que se limitan a resistir y que pueden digerir la propuesta como un mal menor. Pero a los que están mal no les apetece que los estabilicen en la uci los mismos médicos. El agua estancada que no se oxigena genera putrefacción. Se ha demostrado que si no la mueven los dos grandes partidos lo harán otros. Sin embargo, en el Congreso PP y PSOE se empeñaban ayer en lanzarse mutuamente aquello de «hágase mirar su batacazo», «investigue por qué han descarrilado ustedes en Navarra», «pregúntese por qué han perdido aquel feudo histórico».

Unos deberían insistir menos en el milagro de Rajoy para referirse al sacrificio de la mayoría (que no de todos) cuando alaban la subida de dos décimas de la cifra macroeconómica de turno. Otros tendrían que replantearse cuál ha sido su papel en todo esto, sus acciones en el Gobierno y sus reacciones en la oposición. Porque se extiende la sospecha de que, al final, como dice Aguirre, la cuestión es frenar al otro. Y el ciudadano que se ponga a la cola.