Señor candidato

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

24 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La política se ha puesto tan rara que cuesta entender por qué un ciudadano abandona el estado civil y se mete en la refriega. Posibilidades:

1. En muchos brota esa inquietud indómita que empuja a trabajar por los demás aunque sospecho que si escrutáramos la biografía solidaria de muchos políticos súbitos no encontraríamos ni rastro de ese ímpetu humanitario que siempre coloca a quien lo tiene en el bando de los sintierra. Aún así aceptemos que cientos de personas son leales a la misión del servicio público. 

2. Un número insoportable de individuos conciben los partidos como bandas organizadas que facilitan la malversación y el pillaje. Su sintonía sería la de Alfonso Rus contando cuartos mientras una vaca muge.

3. Para unos cuantos políticos las instituciones son un lugar de trabajo en el que les pagan una cantidad incompatible con su mediocridad. Su función es actuar de comparsa inquebrantable del líder y levantar la mano cuando corresponde.

4. Son incontables los que no trabajan para la sociedad que los elige si no para el partido. El universo se reduce a unas siglas fuera de las cuales solo hay desierto y hostilidad. Los ciudadanos se dividen en nosotros y ellos. El entorno del adversario es un lugar sospechoso habitado por seres oscuros.

5. Finalmente están los adictos al poder, esos políticos para quienes la democracia es solo una coartada, una excusa para imponerse y practicar la revancha, un canal para conducir la soberbia, una meta, un fin en sí mismo que justifica los medios. 

Con la papeleta en la mano pensemos a qué grupo pertenece nuestro candidato.