Javier Fernández López

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

03 sep 2015 . Actualizado a las 19:01 h.

No todo va a ser fútbol. Lo mejor es que se llama así: Javier Fernández López. Más español imposible. Apellidos comunes para alguien nada común. Hay que variar un poco la marca España. Está muy bien Nadal y los Gasol, pero ahora tenemos aquí triunfando a Javier Fernández, sobre los patines, y a Carolina Marín, con la raqueta de bádminton en la mano. Escucho en una entrevista a Javier Fernández y este madrileño del 91, tres veces campeón de Europa y una del mundo, apabulla por su coherencia. Sobre los patines y deslizándose sobre el hielo es una mezcla de Nureyev y Fred Astaire. Él hace con sus giros imposibles que un humano puede ser peonza. Hace posible esa comunión entre la danza y el baile en el cine. Su reválida serán los juegos olímpicos de invierno en el 2018. Pero ya es rey del mundo. Y empezó a patinar porque quería imitar a su hermana. Luego no paró. Hasta sumar éxitos y títulos. Sus comienzos fueron difíciles. Tuvo que irse a Estados Unidos y cruzó la pista del triunfo gracias a sumar talento y esfuerzo. No hay otro camino. Atrás quedan los comentarios tontos que le hacían cuando era crío por ser chico y patinar. Ahora, hasta los que intentaban reírse de él alardean de que son sus amigos. Así es la vida. Esa gente tiene que mirar para el chaval de los patines, él sí que llegó lejos.