Quién desnudó a la señora Aguirre

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

23 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Ay, si la declaración de la renta filtrada fuese de un candidato socialista o de Podemos! Si fuese de un candidato socialista o de Podemos, a estas horas tendríamos un escándalo internacional montado. Este cronista sería el primero en decir que el Estado utiliza sus armas menos nobles contra el adversario del partido que lo administra. Como en el 2004, habría intentos de cerco a las sedes del PP bajo la consigna del «pásalo». Los medios informativos, toda la oposición, asociaciones cívicas y sindicatos estarían pidiendo la dimisión del ministro de Hacienda, de la cúpula de la Agencia Tributaria y del mismísimo presidente del Gobierno.

Pero ocurre que la declaración filtrada es de una candidata del partido gobernante. De la más simbólica, pero del partido gobernante. El escándalo es parecido porque rompe el principio de confidencialidad de nuestras relaciones con la Hacienda Pública y demuestra la débil seguridad de nuestros datos, pero no se puede atribuir a perversas intenciones de los administradores civiles del Estado. El descubrimiento del responsable es una de las tareas más urgentes, y no porque lo reclame doña Esperanza Aguirre, a quien se ha desnudado ante el país, sino porque es preciso saber quién o quiénes están dispuestos a este juego sucio tres días antes de unas elecciones cruciales.

Personalmente no descarto nada: ni que haya sido un funcionario irritado con los modos de Aguirre; ni que haya sido un militante de cualquiera de los partidos que concurren a las urnas; ni que estemos ante un caso de fuego amigo; ni que sea la aparición de procedimientos indecentes -todavía más indecentes de los que conocemos- en nuestra vida política. Y precisamente porque todo es posible, descubrir al responsable es obligación prioritaria del señor Montoro. El honor de Esperanza Aguirre no está en juego: solamente tuvo empleos muy bien pagados. Está en juego el honor de las instituciones.

Y una llamada de atención: todo esto quizá no sea fruto de la casualidad ni solo de una mala intención. Es fruto de un clima creado por los propios políticos en sus confrontaciones. El «tú más» de los debates, el «que enseñe su declaración de la renta» de algunos mítines, las sibilinas referencias al potencial económico del adversario, aquel «tengo dificultades para llegar a fin de mes» de la misma señora Aguirre son los polvos que provocan estos lodos. Hace tres, cuatro o diez años, a nadie se le ocurriría hurgar en las declaraciones de renta como no fuese por puro cotilleo. Dudo incluso que algún medio decidiese publicarla por respeto a la intimidad. Hoy se hizo, y hay un soterrado clima de regodeo por el desnudo y la cantidad. Ese regodeo es todavía más grave que la filtración.