Agrietando el Estado de bienestar

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

08 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, acaba de publicar su informe anual sobre las cuentas públicas de los países de la Unión con datos para España que ponen en cuestión de forma incontestable el discurso de la derecha en general y de Rajoy en particular. El PP y sus acólitos repiten de forma insistente que en España el gasto público es muy elevado, lo que lleva aparejada una presión fiscal también alta. Sobre esta presunta idea justifican las políticas de austeridad: nuestro Estado de bienestar no es sostenible y como no es posible subir más los ingresos solo cabe la vía del recorte.

Pues bien, los datos oficiales demuestran exactamente lo contrario: el peso del gasto público en España está muy por detrás de la media europea y cada vez se aleja más. En el 2014 el conjunto de las Administraciones públicas de nuestro país gestionaron el equivalente al 43,6 % del PIB, frente al 49 % de media en los países de la zona euro, una diferencia de 5,4 puntos que se dispara hasta 14 puntos si nos comparamos con Francia o Dinamarca.

Como el PIB español es de 1,1 billones de euros, nuestro gasto público debería aumentar en casi 60.000 millones de euros cada año para situarnos en la media de la UE, o en 150.000 millones para igualarnos a franceses o daneses. En un valor intermedio entre ambas cifras es donde se sitúa el déficit social de nuestro país, lo que demuestra de forma contundente que en España los problemas con nuestras cuenta públicas no se derivan de un exceso de gasto, sino en una falta de ingresos.

Gastamos poco y, lo que es peor, cada vez menos, porque en lo que sí destaca nuestro país es en ser el campeón del recorte, en especial desde que Rajoy es el presidente. Entre los 27 países de la UE, España es el que más ha reducido el gasto público desde el 2012. Solo a la desahuciada Grecia le ha ido peor. En tan solo dos años de Gobierno, el PP ha reducido el 8 % el peso del gasto mientras que en la media de la zona euro se ha mantenido estable y en muchos países -Francia, Italia, Austria, Suecia, Portugal, Finlandia- incluso creció. La consecuencia es que no nos aproximamos a la media europea, sino que nos alejamos: si en el 2012 el diferencial contra nosotros era de 2,2 puntos, ahora ya es bastante más que el doble. No deja de resultar sorprendente que, con la excepción de Grecia, los recortes en el gasto aplicados en nuestro país hayan sido superiores a los impuestos por la troika en los países intervenidos, como Irlanda o Portugal.

El resultado de este ajuste duro es el agrietamiento de las columnas de nuestro ya débil estado de bienestar. Hace unos días, un informe de la Fundación BBVA reflejaba que el gasto por persona en sanidad y educación se había reducido un 20 % desde el 2009 y el martes supimos que el gasto en protección a las personas desempleadas se ha desplomado el 32 %.

Los datos de Eurostat demuestran que ese no era el único camino y que la mayoría de los países no han transitado por él. Que España sea el Estado en el que más se recortó el gasto es responsabilidad directa de los que nos gobiernan.