En la actualidad, los graves problemas demográficos de Galicia afectan duramente a los municipios. La población gallega tiene hoy cuatro rasgos básicos que la definen: es una población menguante, envejecida, dependiente y mal repartida en el territorio. En enero de 1900 la población gallega era el 11 % de la población española; esa cifra es hoy el 5,8 %. Los dos saldos que mueven a las poblaciones (el vegetativo y el migratorio) son ya negativos en Galicia. O sea, tenemos todas las luces rojas encendidas.
También el envejecimiento y la dependencia ofrecen resultados lamentables. La edad media de la población española es de 42 años, mientras en Galicia es de 46. En las provincias de Lugo y Ourense esa cifra es ya de 49 años. Pero la dependencia y sus costes crecen con el envejecimiento y si en España hay 51 dependientes por cada 1000 personas, en Galicia existen 56. O sea, que tenemos un saldo vegetativo negativo que se refuerza con una emigración más joven y estudiada que la anterior. También lucimos una esperanza de vida creciente con servicios públicos menguantes. A todo esto se le llama crisis o declive demográfico gallego.
Pero además de lo mencionado, la población gallega se caracteriza por su desigual distribución en el territorio. El indicador utilizado es la densidad media (número de personas por kilómetro cuadrado). La cifra media de Galicia es 93. Superan esta media las provincias de Pontevedra (212) y A Coruña (143), siendo inferiores las cifras de Ourense (45) y Lugo (35). Si un municipio o comarca tiene una densidad inferior a 10 habitantes/kilometro cuadrado, se habla de desierto demográfico (como la comarca de Ancares-O Courel), rozando ya ese límite las comarcas de Baixa Limia, Terra de Trives o Terra de Candelas (10-11 habitantes/kilometro cuadrado). Y frente a ello, están las áreas urbanas de A Coruña y Vigo o las comarcas de O Salnés y O Morrazo, con más de 400 habitantes por kilometro cuadrado.
El Consejo de Europa fija un umbral de suficiencia financiera del municipio en 10.000 habitantes y agrava la situación. Aplicando ese criterio a Galicia tendríamos el resultado siguiente: a) solo el 18 % de los concellos (57) cumplen esa condición, ocupan el 18 % de la superficie y absorben el 70 % de la población; b) el resto de municipios deberían reordenarse o desaparecer; c) los municipios menores de 5.000 habitantes (201) son el 64 % del total, ocupan el 66 % del territorio y absorben el 16 % de la población. Como es fácil deducir, los gobiernos tienen aquí un problema político grave que ignoran por comodidad, igual que los partidos, la Fegamp y gran parte de los ciudadanos. Mientras tanto la economía, la AP-9 y el ferrocarril seguirán concentrando a la población, a las empresas, al trabajo, rentas y patrimonios allí donde ya están hasta el desorden total.