Motivos para desdeñar a Rodrigo Rato

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

27 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Rectitud y ejemplaridad deben ser inexcusables en cualquier territorio público. Es decir, cuando uno se dedica a la política, por ejemplo, debe tener por norte la integridad, honestidad y probidad.

Eso no ha sucedido a menudo y los juzgados dan prueba de ello. Pero hay casos que por su notoriedad trascienden el ámbito político. Rodrigo Rato figura en esa nómina. Como antes figuraron otros, desde Mariano Rubio a José Luis Corcuera, gobernador del Banco de España y ministro del Interior. Rato ha sido el segundo del barco popular, cuando José María Aznar hablaba catalán en la intimidad y buscaba armas de destrucción masiva en los golfos (el Pérsico, digo, no los muchos que crecieron a su sombra). Además, ha sido el regente del Fondo Monetario Internacional, antes de darle carpetazo y dejar en evidencia a aquellos que lo habían promovido a tal cargo. Y gran jerarca de Bankia, también de Caja Madrid, territorio black, opaco, donde en su tarjeta (antes o después de ser presidente) se cargaron 3.547 euros bajo el concepto «Venta bebidas alcohólicas», 2.500 euros en un bazar, 2.000 euros en una tienda de viajes especializada en esquí, 17.000 euros extraídos de mil en mil en los cajeros, 2.276 en «salas de fiesta, pub, discotecas» o 1.300 euros en una tienda de lámparas. No preciso ni siquiera relatar los delitos que ahora se le imputan para afirmar que me sobran los motivos para desdeñar a Rato. Desconocía el significado de rectitud y ejemplaridad.