El pasado mes se crearon en España 160.579 puestos de trabajo. Se trata del mejor dato de creación de empleo en marzo desde que en el año 2001 se inició la serie histórica. El repunte del trabajo prácticamente duplica el que se produjo en marzo del año pasado. El paro registrado descendió en este mes en 60.214 personas. El primer trimestre del año 2015 se cerró, por primera vez desde que comenzó la crisis, con un aumento de cotizantes a la Seguridad Social. Y ese incremento se registra en todas las autonomías. Un alma cándida, e ignorante de que dentro de un mes y medio se celebran en España elecciones municipales y autonómicas, podría pensar que medios y partidos competirían a la hora de transmitir un chute de optimismo a una ciudadanía que lleva ya muchos años inmersa en un escenario funesto y deprimente alentado por una sucesión de datos negativos que ha situado bajo mínimos la autoestima nacional.
Y, sin embargo, leer hoy los periódicos o escuchar los noticiarios de determinadas cadenas es la mejor forma de comprobar que, aunque los españoles no tenemos excesivos motivos para el optimismo, hay quienes trabajan denodadamente para que ese desánimo y esa depresión no decaigan e incluso vayan en aumento.
Apenas habían salido a la luz los datos de creación de empleo, cuando un ejército de aguafiestas dispuestos a que nadie levante el ánimo escudriñaban ya las tripas de la Encuesta de Población Activa (EPA), el termómetro más fiable de la evolución del mercado laboral, hasta encontrar en ella algún dato negativo que permita abortar cualquier atisbo de optimismo económico para aventarlo de inmediato en las redes sociales, como quien siembra cizaña en un campo de trigo. Todo ese ejército del mal rollo, dedicado en cuerpo y alma a fijar en nuestras mentes la idea de que en España todo va mal y de que en caso de que algo fuera bien no lo hemos conseguido nosotros con nuestro esfuerzo, sino que se debe solo a que Draghi ha dicho mu y a que los vientos soplan a favor para todo el mundo, solo demuestra su miseria moral y sus ganas de que a los españoles nos vaya lo peor posible hasta que se celebren las elecciones para tratar de recoger así en las urnas el fruto de un justificado cabreo nacional que, sin embargo, ellos se han ocupado de cultivar con primor para que brote vigoroso.
Toda esa constelación de cenizos que no aportan nada al bienestar común difundiendo su pesimismo irredento y negando validez a cualquier dato positivo, está convencida de que no le hará falta aportar una idea política o una propuesta económica porque bastará con repetir el mantra de que el Gobierno es la causa y la culpa de todos nuestros males para que el poder le llueva caído del cielo, aplica en realidad una estrategia abyecta que implica tomar a los ciudadanos por idiotas. Si todo lo que pueden aportar algunos es sembrar pesimismo para ver si así suman entre todos más votos que el PP, hay pocos motivos para confiar en ellos.