Esperanza, Cristina, Albert y Gundisalvo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

28 mar 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

¡Cómo son estas chicas del PP! ¡Quieren seducir al joven Rivera! Hace nada, cuando la campaña andaluza, sus jefes decidieron que su adversario era el partido Ciudadanos. Dieron instrucciones de hundirlo con una artillería que sonaba así: «¡Sacad vuestras sucias manos de nuestro plato!». Como no podían acusarles de mala gestión (que no la había, ni buena ni mala), ni de corrupción (que no tuvieron oportunidad de practicar), encontraron el argumento más eficaz: llamarlos catalanes. El delegado del Gobierno en Andalucía llegó a decir que no admitía que su región fuese gobernada por un tipo llamado Albert. Tuvieron razón en una cosa: Ciudadanos fue, efectivamente, su adversario y les robó votos en cantidad porque pescó en el mismo caladero. Se equivocaron en la estrategia: ser catalán ya no es un inconveniente en España y apelar a ese recurso indica poco sentido de la pluralidad de la nación. El nacionalismo excluyente podía ser el español.

Ayer hemos asistido a un giro espectacular. Para Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, candidatas a la alcaldía y a la Comunidad de Madrid, Ciudadanos ya no es un enemigo, sino un clarísimo objeto de deseo. Si esto fuese una crónica sentimental, diríamos que ambas damas se están insinuando o le están tirando los tejos a Albert Rivera. Doña Esperanza dijo en declaraciones mañaneras: «Me gustaría muchísimo que Ciudadanos estuviera en el Partido Popular». Doña Cristina personalizó sus tentaciones: «Es una pena que Albert Rivera no esté en el Partido Popular». Les falta una Celestina que allane el camino para un amor tan sobrevenido, pero la declaración ya está hecha.

Tiene truco, claro, porque en período electoral todo tiene truco. Es la versión actualizada del célebre principio bélico que aconseja: «Si no puedes con tu enemigo, acuéstate con él» y las doñas le abren el tálamo al joven Albert para decirle al votante que no tire su voto por la Rivera; que el PP es tan amplio que en él caben los insatisfechos que buscan un nuevo centroderecha; que hay un PP salpicado por Bárcenas, pero también un PP que quiere caras limpias; que hay una política envejecida, pero ellas representan la voluntad de rejuvenecimiento, y que las diferencias entre Ciudadanos y el PP no existen, que ambos están en el mismo bando, comulgan con las mismas ideas y en el fondo se quieren.

No sé por qué, las palabras de las ilustres damas me recordaron un personaje del llorado Mingote, creado para las primeras elecciones de la democracia: Gundisalvo. Una de sus recordadas pancartas decía: «Vote a Gundisalvo, ¿a usted qué más le da?». Doña Esperanza y doña Cristina acaban de resucitar esa pancarta: si duda entre Ciudadanos y el PP, vote al PP. ¿A usted qué más le da?