De Celia Villalobos a Esperanza Aguirre

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

16 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En el PP conviven tirios y troyanos, liberales, ultraliberales, democratacristianos, antiabortistas y abortistas de las que peregrinaban a Londres. Conviven tantos que uno no sabe cuál es su identidad cierta. Solo en Galicia el Partido Popular se consolida con matiz desemejante y singular. Porque en Cataluña, quieren y no pueden; en el País Vasco, no existen; y en el resto son émulos de Madrid. Y algo huele a podrido en Madrid. Desde aquello del tamayazo el PP ganaba poder y, paradójicamente, perdía credibilidad. Hasta hoy. Madrid se me antoja una plaza imposible para las huestes de Rajoy que, una vez más, ha querido rizar el bucle de lo incomprensible situando a Aguirre como candidata a la alcaldía. No me agrada Aguirre. Fue una pésima ministra de Educación y Cultura y su conducta como ciudadana dista de lo cortés, prudente o ilustrado. Tampoco me resulta grata Celia Villalobos, que lleva casi tres décadas viviendo en el Parlamento, que ahora vicepreside. En cualquier país desarrollado, democráticamente, ya hubiera dimitido tras su juego internético durante el debate del estado de la nación: por la frivolidad que le confiere a la institución. Aquí unos le ríen las gracias (¿qué gracia tiene Celia Villalobos?) y otros la sostienen. A cualquier demócrata cristiano -un moderado de derechas-, le cuesta aceptar a Villalobos y Aguirre. Pero a Rajoy parece no importarle. ¿Por qué?