Un país idílico, un paisanaje feliz

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

05 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay unos detalles en el barómetro del CIS que no suelen ser destacados por los medios: los que se refieren al estado anímico y físico de los españoles. Pues miren ustedes, me parecen relevantes, porque muestran un país casi idílico. Lo pasamos bastante bien porque nos acostamos tarde y, a pesar de eso, la gente confiesa que duerme bastante. Siete de cada diez ciudadanos no fuman, aunque parezca lo contrario por la cantidad de colillas que vemos por las calles. La mitad de la población hace deporte alguna vez a la semana, y el 30 % lo practica a diario y tiene tiempo para ello. Nuestro estado físico es envidiable, porque no llegan al 5 % los que confiesan que tienen una mala salud. Y encima, estamos en una nación pura, porque la preocupación por la corrupción ha bajado siete puntos en un mes y quince en el último trimestre.

Estamos, señores, en un país idílico. Casi todo va a pedir de boca. Y eso que el púdico CIS no ha pedido opinión sobre costumbres amorosas. Si llega a hacerlo, el resultado sería así: estamos sanos, dormimos bien, nos cuidamos y hacemos suficiente el amor. Nos quejamos de vicio, diría el ministro de Educación ante las protestas de estudiantes; el ministro de Sanidad ante las mareas blancas; el ministro de Economía ante las quejas salariales y el presidente del Gobierno ante los votos que se le escapan al Partido Popular.

La primera conclusión es que individualmente no nos podemos quejar de nuestra vida, pero en cuanto miramos al entorno el pesimismo sube como la fiebre en un proceso de gripe. La prueba está en la economía: solo el 2,5 % creen que es buena o muy buena, y la inmensa mayoría piensa que no va a mejorar. De momento no han servido de mucho los discursos felices del Gobierno sobre la recuperación y el anuncio de tres millones de puestos de trabajo. Y la segunda, que el país está bien, pero hay algo que falla. ¿Seremos los medios de comunicación, que dibujamos un panorama más negro que el real? ¿Serán los políticos, que no aciertan en sus diagnósticos? ¿Será, en general, la política que desencanta, pero los ciudadanos han decidido pasar y hacer su vida por libre?

De todas formas, en este sondeo me falta el reflejo de otras cosas que contamos a diario. Me falta el estado de ánimo de la mitad de los parados que se quedan sin cobertura de desempleo. Me faltan las mujeres que dice Cruz Roja que viven angustiadas porque sus ingresos no sobrepasan los 450 euros diarios. Me faltan los enfermos que sufren las listas de espera o no pudieron acceder al medicamento de hepatitis C. Me faltan esos niños que sufren malnutrición. Será que los encuestadores han tenido mala suerte (o buena) y solo han dado con la gente feliz.