Una dudosa autovía central a Galicia

Carlos Nárdiz TRIBUNA

OPINIÓN

03 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Frente a la realidad urbana de una Galicia norte (A Coruña y Ferrol) y sur (Vigo y Pontevedra) se puede seguir desde la segunda mitad del siglo XVIII la persistencia de la demanda de un acceso central desde el Bierzo que sirva a la Galicia interior (fundamentalmente a Valdeorras y Ourense), apoyado en una supuesta vía natural de acceso a Galicia por el Sil. El Camino Real a A Coruña desde Benavente, pasando también por Lugo (primera carretera moderna de acceso a Galicia), terminado a finales del XVIII, y la carretera también desde Benavente a Ourense y Vigo, terminada a mediados del XIX, establecieron claramente la mejor opción de acceso a Galicia desde Benavente a A Coruña y Vigo. Igual ocurrirá con el ferrocarril en el siglo XIX, en donde estas dos ciudades fueron los extremos de la red de acceso a Galicia.

Cuando a comienzos de los años setenta del siglo XX, se planteó la mejora de las carreteras de acceso a Galicia, se resolvió con tres accesos, dos desde Benavente a A Coruña y Vigo, y uno central, desde Ponferrada a Monforte y Ourense (la actual N-120), que no se terminará hasta comienzos de los años noventa por las dificultades constructivas y de coste de este trazado para una carretera convencional, que entonces estaba justificado por transformar la anterior carretera del siglo XIX.

Aunque cuando se planificaron y proyectaron a comienzos de los años noventa del siglo XX las dos autovías de acceso a Galicia desde Benavente, hubo voces que reclamaron su conversión en una autovía única por el acceso central, ante las dificultades del paso por Pedrafita y el Portillo de la Canda, prevaleció el criterio, beneficioso para Galicia, de la construcción de las dos autovías (A-6 y A-52) con las que quedaba comunicadas todas las ciudades de Galicia desde el exterior, complementadas en el caso de Ferrol, Santiago y Pontevedra por la autopista del Atlántico. Terminadas estas dos autovías a comienzos del nuevo siglo, la demanda reciente de una autovía central entre Ponferrada, Monforte y Ourense, se ha traducido ahora en la aprobación del estudio informativo de la llamada A-76, con su correspondiente estudio de impacto ambiental, y el comienzo de la redacción del proyecto de trazado y construcción, por parte de una consultora pública de ingeniería dependiente del propio Ministerio de Fomento.

A la dudosa justificación funcional de esta autovía de acceso desde el exterior, más allá de los intereses locales (Valdeorras y Ourense), por no llegar el tráfico actual a la mitad del necesario para justificar su reconversión de la N-120 en autovía, se unen las dificultades económicas en estos momentos, en donde frente al escenario tendencial anterior (toda carretera convencional debía convertirse en autovía) cualquier proyecto viario de nuevo trazado tiene que pasar (en palabras de la propia ministra de Fomento) por un estudio de viabilidad económico y funcional, y las afecciones ambientales y paisajísticas del nuevo trazado.

La nueva autovía afecta directamente a un espacio natural protegido como es la Serra da Enciña da Lastra (incluida la traza de la vía romana número 18, que venía de Braga), al túnel romano de Montefurado, (incluidas las médulas también de origen romano próximas a este núcleo), a la Ribeira Sacra del Miño y el Sil, por discurrir en el tramo de Monforte a Ourense por la margen inferior del Miño y cruzar el Sil en la proximidad de Os Peares, lo que ha determinado una declaración en contra del Valedor do Pobo, que conjuntamente con las diputaciones de Lugo y Ourense están apostando en estos momentos por la declaración de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad, lo que sería incompatible con el proyecto de trazado de la nueva autovía.

Se da además la circunstancia de que el propio Ministerio de Fomento aprobó también recientemente el estudio informativo de otra nueva autovía entre Monforte y Chantada (la A-72), que da continuidad al tramo de Ponferrada a Monforte de la A-76, tampoco justificado por el tráfico de la carretera actual, que tiene una carretera autonómica alternativa construida en los años noventa del pasado siglo con característica de corredor, en la que el tráfico no justifique el desdoblamiento de la misma. La A-72, en el cruce del Miño cerca de Belesar, también afecta a la Ribeira Sacra.

Si la ingeniería siempre ha sido previsora realizando proyectos, que a veces tardan en materializarse al cabo de décadas, con la justificación del tráfico de las carreteras existentes y la disponibilidad económica, este proyecto de autovía podría justificarse para paliar la situación dramática actual de la consultoría en Galicia. En este caso, ni siquiera es así, por su redacción por parte de la consultora pública, por lo que habría que pensar que el propio ministerio tampoco cree en esta autovía, y se adelanta realizando el proyecto para responder a las demandas locales.

*Carlos Nárdiz es Doctor ingeniero de Caminos, canales y puertos