Caballero, BNG y el relumbrón de Vigo

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

02 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca me había preguntado los motivos por los que una gran ciudad como Vigo, de cuna ilustrada y reivindicativa, de estirpe bizarra, haya elegido con tanto criterio a su más alto cargo público: en realidad, ha sido el BNG y su proverbial prudencia quien lo ha propiciado. Me cuesta imaginar que don Abel Caballero no sea presidente del mundo, no solo alcalde. Igual que me ha costado concebir que un novelista de su calado no persevere en la carrera literaria: he leído una de sus obras y, lo confieso, me ha sorprendido más que Proust o Cervantes. Don Abel Caballero con sus ideas navieras representa el buen gusto elevado a la enésima potencia. Claro que no es un disparate poner ese barco, que no es barquito chiquitito, en medio de Vigo. Claro que no es un agravio a toda inteligencia o finura. Lo apoya la ciudadanía: por ello lo vigila, en homenaje, día y noche. Qué humildad demuestra el alcalde con sus decisiones. No desprecia a los otros, a la gente que no piensa como él, a la oposición y a muchos periodistas. Él no gobierna desde la prepotencia, sino desde el respeto a todos. A todos. Porque Caballero es alcalde no por los votos de Vigo, donde ganó el PP, sino por la altura de miras del BNG. Creo que no hay mejor alcalde. Y creo, también, que la historia del BNG se ha cubierto de gloria apoyándolo. Porque hay glorias, relumbrones, francamente insuperables. La de Caballero y el barquito, por ejemplo.