Habló Iglesias por boca de ganso

OPINIÓN

25 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice Covarrubias, máxima autoridad en giros castellanos, que la frase «hablar por boca de ganso» se usa «para apostrofar a quien repite lo que otro ha sugerido». Así habló Pedro Sánchez en su penoso estreno como portavoz socialista. Y, no resignándome a admitir que un gabinete de expertos le haya escrito tal desaguisado, me temo que fue el mismo Sánchez el que, creyendo imitar a Pablo Iglesias Posse, fallecido hace 90 años, subió a la tribuna con un panfleto escrito por Pablo Iglesias Turrión, que está más vivo que la vida misma. Y lamento tener que aclarar que, lejos de redactar este párrafo para hacer gracia, lo escribo como el politólogo conceptista que soy, convencido de que resume a la perfección el drama ideológico y estratégico que vive el PSOE.

La intervención matutina de Rajoy, que no fue brillante, y quedó inevitablemente expuesta a la demagogia, era, sin embargo, el discurso de un gobernante, que, moviéndose en un modelo ideológico liberal-conservador, y aceptando el patrocinio de Merkel, presentaba un balance comprensible para todos y fácilmente aceptable para la mitad de los españoles. «Cogí un país al borde de la quiebra -vino a decir-, con una economía maltrecha y desajustada, y con los más negros presagios de rescate o de quiebra, y presento un país que, a pesar de tener tareas pendientes, contribuye de forma decisiva al crecimiento europeo, está en el núcleo rector del liberalismo gobernante, y, lejos de figurar en el pelotón de los torpes, sirve de ejemplo y esperanza para los que piensan que de las crisis se puede salir».

¿Y qué dijo Sánchez? Pues dijo -tras apuntarse al equipo de los que ni gobiernan ni piensan gobernar- que toda España es una catástrofe; que no hemos hecho nada bien; que estamos gafados; que olemos a ajo; que somos el hazmerreír del mundo; que si algo sale bien se lo debemos a Draghi y al petróleo, y que todo lo que sale mal se lo debemos a la mala baba de Rajoy y los empresarios; y que el único capital que tiene España, para mirar al futuro con dignidad y recuperar sus derechos, es una tropa de indignados mal avenidos.

También dijo, sin reírse, que la recuperación del paraíso terrenal la va a liderar la socialdemocracia europea, a la que pertenecen Hollande, Renzi y la Syriza rebajada de humos que la está liando en Grecia.

En vez de portarse como un gobernante, consciente de lo que fue la etapa Zapatero, y capacitado para integrarse en los consensos que gobiernan la UE, Pedro Sánchez optó por el tremendismo. Llamó a filas a los indignados, esparció estiércol por España entera, y enarboló frente a Europa el pendón de Varufakis. Y todo porque, creyendo imitar a Iglesias Posse, hizo hablar, por boca de ganso, a Iglesias Turrión, ese chico que, en su mitin de esta tarde, va a proclamar -con el PP y Podemos- un nuevo bipartidismo.