Los factores externos de la recuperación

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

22 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El cambio de ciclo de la economía española es evidente: después de 6 años de recesión el PIB ha crecido el 1,4 % en el 2014 y es probable que en el 2015 se sitúe por encima del 2,5 %. Lo que ahora se abre es el debate de las razones que explican este cambio de tendencia, en el que sin duda son determinantes algunos factores externos.

El primero, y fundamental, es el cambio en la política monetaria del Banco Central Europeo que, con cinco años de retraso, se decidió a aplicar medidas similares a las de la Reserva Federal de Estados Unidos, que sacó a ese país de la recesión ya en el 2010. El compromiso del BCE para defender el euro, la inyección billonaria de liquidez, los tipos de interés a cero, el saneamiento del sistema bancario, la compra de deuda pública y otros activos financieros en una expansión desconocida hasta la fecha de la oferta monetaria es una batería poderosa de medidas que ha cambiado de forma radical el escenario financiero en la Eurozona.

Por un lado, han hecho desaparecer el miedo a la implosión del euro, acabando con un largo período de incertidumbre. La evolución de las primas de riesgo en la deuda pública de todos los pases del sur, España incluida, demuestra este cambio en las expectativas y un aumento de la confianza, que es un elemento determinante en la marcha de la economía.

El segundo factor es la devaluación del euro que, en apenas unos meses, ha perdido el 20 % de su valor frente al dólar, mejorando de forma automática la competitividad vía precios de las empresas europeas en los mercados internacionales. Esta devaluación es consecuencia del cambio en la política del BCE y viene a demostrar los gravísimos errores en la política económica europea de los últimos años, que incluía un euro sobrevalorado, que nos obligó a pagar un alto coste en términos de empleo y bajada de salarios.

El tercer factor es el hundimiento del precio de petróleo, que se redujo el 50 % en muy poco tiempo con efectos inmediatos y muy positivos sobre la economía europea en general y la española en particular. España se gasta cada año más de 30.000 millones de euros en la factura petrolera, lo que significa que con el precio actual dejan de salir de nuestro país 15.000 millones de euros cada año, el 1,5 % de nuestro PIB. No está claro cómo se va a repartir esta bajada del precio, cuanto llegará a los consumidores y cuánto se quedará en los beneficios de las petroleras, pero de una forma u otra va a reforzar la recuperación de la actividad económica.

Al ser factores diversos, y con efectos distintos, no es fácil cuantificar su repercusión final, pero algunos servicios de estudios, como el BBVA Research, estiman que pueden aportar hasta 1,5 puntos al crecimiento del PIB en el 2015 y el 2016.

En cualquier caso, la enorme liquidez, los tipos de interés a cero, la devaluación del euro -acompañados por el desplome en el precio del petróleo- son una especie de inyección en vena capaz de sacar de su letargo a cualquier economía enferma. Lo lamentable es que hayamos tenido que esperar cinco larguísimos y dolorosos años para que los que mandan en Europa se decidieran a hacerlo.