Al rescate

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuentan que Alejandro Magno dormía con un puñal y una Ilíada bajo la almohada (o como se llamase el pellejo sobre el que reposaba su magna testa). Claro que Alejandro III, rey de Macedonia, tuvo de maestro a un tal Aristóteles, que fabricó la lógica con la que todavía gira esta civilización. Antes de la Logse, e incluso de los internados pijos en Suiza, había príncipes a los que la pasantía se la daba Aristóteles.

Yanis Varoufakis, el nuevo gurú de las finanzas griegas, ya no fue a las clases particulares de Aristóteles, porque hace tiempo que el Estagirita ha chapado su academia, y no sé si duerme con un puñal o un Winchester bajo la almohada, pero la Ilíada creo que no está en su mesilla, como tampoco está Cervantes junto al vaso de leche de Montoro o De Guindos.

Varoufakis es el cráneo privilegiado (así, a simple vista, el cráneo le brilla mucho bajo los flashes) de ese consejo ministros que ha montado Tsipras con un pleno de tíos que suena a una traducción muy bestia de only members. Igual luego pasa como con la lapidación de La vida de Brian, que al final resulta que los hombres eran todos mujeres que se habían comprado una barba postiza para poder atizar pedradas al pobre anciano que había osado decir Yahvé.

Si Varoufakis hubiese leído a Homero no rechazaría tan alegremente la prórroga del rescate de Bruselas. Porque en el arranque de la Ilíada se cuenta la cólera de Aquiles, el de los pies ligeros, una ira funesta que «trajo un dolor innumerable a los aqueos y sepultó en el Hades tantas fieras almas de héroes, a quienes hizo presa de perros y de todas las aves».

Todo empieza cuando Agamenón, al que Aquiles llama una y otra vez «cara de perro», larga de muy malos modos al sacerdote Crises, que se había acercado hasta las veloces naves de los aqueos para pedirle que le devolviese a su hija, la joven Criseida, a cambio de un espléndido rescate.

Agamenón rechaza con soberbia el rescate y el anciano se aleja de las cóncavas naves, pero Apolo baja con su carcaj cargado de flechas y monta una precuela de La matanza de Texas entre los aqueos.

La que se lía a partir de ese canto primero ya es historia -puro gore, entre lanzas que perforan ojos, pechos acribillados de flechas y espadas que decapitan a todo lo que se mueve-, aunque no voy a detallar nada, porque dice Marcos Ordóñez que una señora se le quejó por hacer un spoiler de Macbeth.

No sé lo que diría el augur Calcante, pero lo de Syriza ha empezado con el rechazo de un rescate y con una tormenta sobre Atenas que parecía obra de Zeus, el que reúne nubes, el lanzador de rayos.