El doble embarazo de la presidenta

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

20 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Albricias! La pasión y la dedicación políticas de Susana Díaz no le impidieron buscar la maternidad y ahí la tienen: en estado de buena esperanza. Excelente noticia. Por fin encontramos a una mujer que, igual que Soraya Sáenz de Santamaría, consigue conciliar su vocación de madre y su dedicación a una tarea tan absorbente como es la gobernación. No pediré que sirva de ejemplo, porque no todas las madres trabajadoras disponen de los medios que ellas tienen para atender a sus criaturas. Pero quizá sirva de estímulo para animar a las dos S del poder a resolver ese problema de tantas mujeres. Y anoto entre paréntesis una obviedad: si quien espera un hijo fuese, un suponer, Pedro Sánchez, nadie estaría haciendo cábalas sobre sus consecuencias políticas. Como es una dama, se examinan los efectos de la preñez en el frenético calendario electoral.

Si a usted no se le había ocurrido este último detalle, busque en las tertulias de ayer. Hubo excelsos analistas que decían que mejor las elecciones andaluzas en marzo, porque la señora Díaz estaría de cinco meses y, por tanto, en condiciones de meterse en liza. Pero, si se hacen coincidir con las catalanas de septiembre, habría otra ventaja: el atractivo electoral de una candidata que amamanta a su criatura entre mitin y mitin. «Eso», decía un tertuliano, «tiene mucha fuerza en Andalucía». Este país se va a convertir por unos días en una nación de comadronas. Salvados los embarazos en la Familia Real, pocas veces un estado de buena esperanza tuvo tantos efectos políticos o ha suscitado tanta especulación.

Y es que, en el fondo, el embarazo de Susana Díaz es doble. Es embarazo físico por las leyes de la naturaleza. Y es político porque la presidenta andaluza tiene que decidir si adelanta las elecciones autonómicas. La impresión es que lo hará y tiene importantes razones. Por una parte, necesita hacerle frente a Podemos antes de que este partido esté debidamente organizado en su territorio y le coma votos al PSOE como en el resto de España. Por otra, el río suena a adelanto y eso es que agua lleva. Y por último, ella misma lo declaró: «Necesitamos un Gobierno fuerte y ahora no hay estabilidad». O Izquierda Unida deja de hacer el saltimbanqui, o se retan en las urnas.

Y un último detalle: la fecha de esas elecciones andaluzas es perversa para Pedro Sánchez. Si son en septiembre, coincidirán con las primarias del PSOE. Si son en marzo y gana Susana, a ver quién es el guapo que la detiene con su vitola de triunfadora y los más críticos gritando «¡Apártate, Pedro!». Doble embarazo: puede salir un niño (o una niña) pero también una candidata a la presidencia del Gobierno central. Y Pedro Sánchez, a verlas venir. A verlas parir.