Cuba y EE.UU., un paso para la convivencia

OPINIÓN

22 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Obama y Raúl Castro han dado un paso histórico para terminar con una situación anómala, al acordar restablecer las relaciones diplomáticas. Sin duda existen motivaciones políticas y circunstancias económicas que ayudan a explicar que se haya adoptado ahora ese acuerdo. Interés de Obama por mejorar su desinflada imagen en su etapa final de cara a la historia, expectativas para las inversiones americanas, dificultades de la economía cubana por la decreciente capacidad de la importante ayuda de Venezuela. El pueblo cubano quizá no tenga ya el mismo espíritu de resistencia que mostró en el «período especial», por la desaparición de la URSS. Todos los acontecimientos precisan de una ocasión propicia.

El paso siguiente debería ser terminar con el bloqueo económico de tantos años que el propio Obama considera inútil para los fines que lo motivaron. Ni siquiera el anticomunismo de Franco lo justificó, como escuché a Fidel Castro en un encuentro de rectores de universidades cubanas y españolas. No es defendible ni desde el punto de vista político ni, mucho menos, desde el ético. El pueblo cubano es el realmente castigado. La mediación del papa Francisco, reconocida por los dos protagonistas y mundialmente elogiada, ha de entenderse en ese sentido humanitario, al mismo tiempo que es reconocimiento de su autoridad moral; porque de eso se trata. En el mismo sentido se manifestó Juan Pablo II en su no menos histórica visita a Cuba en 1988. Ahí quedó la semilla y puedo aportar que aquel viaje fue a iniciativa de Fidel Castro, adelantada por él como primicia a cuatro rectores en una prolongada cena en el Palacio de la Revolución. Ir a Roma para participar en una reunión de la FAO era un pretexto para formular la invitación al papa.

El paso ahora dado, en frase de Raúl Castro, es que «debemos aprender el arte de convivir de forma civilizada con nuestras diferencias». La convivencia que el papa Francisco viene instando en otras partes del mundo y manifestando con gestos dentro y fuera del ámbito religioso. Escribió a los dos jefes de Estado, como antes a Putin para evitar la intervención militar en Siria. Podríamos hablar de Tierra Santa, Oriente Medio, África, Corea o Venezuela y una suerte de alianza en Turquía para que la religión no se utilice por musulmanes como justificación de la lucha armada.

Queda en Cuba por delante el proceso de recuperación de libertades, incluida la religiosa. Es asunto que corresponde a los cubanos y nos importa particularmente a los españoles. Después del encuentro con Francisco, Obama declaró que «la suya es una voz que el mundo debe escuchar». Cualesquiera que sean los cálculos que hayan hecho los dos protagonistas del acuerdo comentado, han aceptado la autoridad moral del papa. Un alegato en favor de la convivencia incompatible con todo género de violencia. Se corresponde con el mensaje de paz que estos días transmite la Navidad cristiana a todos los que son de buena voluntad.