Un poco de luz

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló EL CHAFLÁN

OPINIÓN

19 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde los elevados viaductos cuya construcción se aceleró cuando, allá por el año 98, una plataforma que se construía en Astano se empotró contra el puente de As Pías se otea un panorama desolador: un astillero de casi un millón de metros cuadrados, con una gigantesca grúa y una privilegiada situación en el fondo de la ría está condenado a la inactividad. Un descomunal monumento al sinsentido económico y una condena para una zona donde viven 200.000 gallegos. Tres décadas de despropósitos políticos y casi 14 años sin un solo contrato no invitan precisamente al optimismo.

Sin embargo, a dos semanas de que se levante un absurdo veto que impide a la antigua Astano construir barcos, tiene una singular importancia el acuerdo entre Navantia (empresa pública propietaria del astillero de Fene) e Iberdrola para fabricar piezas de artefactos de la eólica marina. Aunque solo fuese porque aporta un impulso a la autoestima colectiva y porque permite constatar que las instalaciones fabriles que tantas veces se dieron por muertas son perfectamente válidas para volver a los mercados.

Hay más motivos para un (moderado) optimismo. El levantamiento del veto para la construcción de barcos no significa que el 1 de enero empiece el chorreo de contratos de buques. La complicadísima situación del mercado naval invita a pensar lo contrario, por lo que la diversificación de usos de las instalaciones sigue siendo el imprescindible camino para iniciar el despegue. Sea a través de iniciativas públicas o privadas, el negocio marítimo (transporte, prospecciones, eólico, gas, reparaciones) tiene futuro. Y Galicia disfruta de una posición y unos medios que nunca más debería dejar de rentabilizar.