Las tinieblas del infierno

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

30 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El papa Francisco, posiblemente aterrado por la podredumbre política, económica y la de su propio entorno, proclama que «la corrupción es un mal más grande que el pecado». Claro que es muy improbable que los Bárcenas y colegas de fechorías se hayan puesto a temblar al verse amenazados con las tinieblas del infierno. Lo más seguro es que ni esta sentencia ni la infalibilidad del pontífice asusten ni hagan demasiada mella en la conciencia de toda la tropa de detenidos, imputados y señalados por saquear arcas públicas y privadas, más preocupados de eludir las instrucciones judiciales con recursos y artificios jurídicos sin fin que de poner su alma a buen cobijo espiritual. Las palabras del papa preocuparán a señoras de misa diaria que no tragan a la vecina del tercero y que creen que su hijo se merece una consorte mejor o que su yerno bebe de más y llega tarde a casa, pero no a los usuarios de tarjetas opacas que vieron cómo el dinero virtual operaba de verdad el milagro de los panes y los peces. Los reyes del viva la pepa.

O Rubio de Camelle, buceador, furtivo y héroe a partes iguales (recuperó 38 cadáveres y operó en 127 rescates), suele enunciar un silogismo esclarecedor: «¿Para quen son os percebes? Para os ricos. ¿Quen son os ricos? Os políticos. ¿Quen son os políticos? Os que gobernan. ¿Quen son os que gobernan? Os que mandan vixiar. ¿Quen come os percebes? Eles». Filosofía de las profundidades de la Costa da Morte visto el ejemplo que dan al pueblo en tiempos de cartón piedra de diseño para que babeemos ante los trileros del mangoneo mientras echan la mano en los bolsillos del ciudadano. Y no extraña si las leyes están pensadas para castigar solo a robagallinas.