La pregunta es directa: ¿la caja B era solo de Bárcenas? O ¿las tarjetas B (de black) eran solo para Blesa? La respuesta la saben hoy en España los niños de primaria. Noooo. En el caso de Blesa, como salpicaba a casi todos, en seguida interesó que se conociera la lista de pecadores y de pecados. Como en la caída del clan Pujol. Otro torrente de información. Cuanto más se hable de Oleguer Pujol (el petit, el favorito de doña Marta), mejor. Cuanto más se mira hacia Cataluña y el bingo del 9-N, menos se mira a Madrid y a los demoledores tres autos del juez Ruz sobre el dinero en B que se utilizó por el partido que ahora gobierna. Hasta el enésimo clásico del fútbol (que ya aburre como algunos clásicos rancios) vino bien para que esos casi dos millones de euros de dinero negro que se gastaron en el PP, por ejemplo, en unas obras se diluyesen con los goles de Cristiano, Pepe y Benzema. Pero no puede ser. Este país necesita otra manera de funcionar. Otra forma de financiación de los partidos. O seremos pasto, y llamas, siempre de los Nicolases que se cuelan con desparpajo donde les da la gana. Ojalá se alcen con la victoria que de verdad importa en este país, no las del fútbol, los jóvenes que saben que la clave de la bóveda de un futuro serio es el mérito y el sacrificio. Mucho tenemos que mudar. Y esta semana, encima, más y más corrupción, de León a Murcia. O sea, campaña gratis total para Podemos.